DETRÁS DEL LENTE

CENTRO HISTÓRICO, CIUDAD DE MÉXICO POR MAL DEL MAR

Mauricio de la Garza Clariond es un arquitecto, artista y fotógrafo originario de Monterrey, México. Actualmente vive en la capital de ese país y es un apasionado de los viajes, la naturaleza y el patrimonio cultural e histórico del ser humano. Con su lente y a través de los años, ha documentado incansablemente su universo en el proyecto MAL DE MAR, que ha sido reconocido internacionalmente en las redes digitales. A finales de 2019, publicó su primer libro de fotografías Lux Aeterna, Latitudes of Reverence to an Endless Sun, basado en 13 años de viajes alrededor del mundo. Hoy nos comparte su punto de vista fotográfico de un lugar que, para él, siempre será mágico: el Centro Histórico de la Ciudad de México.

Instagram: @maldemar

¿Qué te llevó allí?

Me mudé hace 8 años a la Ciudad de México y el Centro Histórico se ha convertido en mi santuario. Su escala y su majestuosidad me hacen sentir diminuto y me recuerdan, a la vez, el esplendor de mi país y mi cultura. En una ciudad tan vibrante y caótica como esta, recorrer sus orígenes (y los de mi país) me hace pensar en el destino de grandeza del ser humano.

¿A qué huele la ciudad?

Huele a capas y capas de grandes civilizaciones que han esculpido y glorificado este sitio; sus legados aún conviviendo unos con otros, día tras día. Podría decir que su olor es una infusión del copal prehispánico mezclado con el incienso de los conquistadores cristianos y el olor de las rosas secas de los guadalupanos.

¿Y a qué sabe?

Sin duda, sabe a tradición, a tierra y a diversidad (color).

¿Mejor descubrimiento de la ciudad?

Los murales de Diego Rivera en el patio del edificio sede de la Secretaría de Educación. También me encanta ascender la escalera del MUNAL (Museo Nacional) hasta llegar a los paisajes de José María Velasco, una poética documentación visual inquebrantable de la desafiante historia de la población y del crecimiento demográfico del Valle de México.

Si tuvieras que escoger tu edificio preferido de la ciudad, ¿cuál sería?   

Me atrevería a decir que el Palacio de Bellas Artes. Para mí es un templo a todas las artes con una arquitectura única en el mundo: su imponente exterior ecléctico y su interior art déco con detalles prehispánicos, albergan algunas de las obras de los grandes mexicanos, como Diego Rivera, Rufino Tamayo, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco, así como el telón de cristal Tiffany. Además, fue erigido por la nostalgia de una época en la que nuestros gobernantes entendían la importancia de la presencia de la cultura y de las artes.

¿Cuál fue tu primera impresión y sensación de la ciudad?

Recuerdo haberla visitado por primera vez con mis padres cuando era muy, muy pequeño. Tan grande fue el impacto que aún recuerdo sentirme diminuto ante su grandiosidad.

Si la ciudad tuviera un filtro, ¿cuál sería?

Depende, sin duda, de la época del año. Algún filtro soleado, para las jacarandas de mayo; otro más nostálgico, para la época de lluvia, y uno con alguna luz surrealista, para los atardeceres de invierno.

Si la ciudad tuviera un soundtrack, ¿qué canciones estarían incluidas?

Una mezcla de guitarras clásicas españolas, canciones de amores y desamores de los mariachis de la Plaza Garibaldi, percusiones prehispánicas sonando incansablemente todos los fines de semana en la Plaza Tolsá y quizás alguna ópera de Verdi o algún Huapango interpretado por la Orquesta Sinfónica Nacional y resonando desde el Palacio de Bellas Artes. También, los majestuosos órganos gemelos de la Catedral Metropolitana, soltando algún clásico mexicano de Agustín Lara mientras los vendedores ambulantes emiten sus cantos de venta de artículos: “¡Lleve, lleve! Pásele, Güerito. Sin compromiso”. Todos coexistiendo en una gran orquesta de la vida del Centro Histórico de la Ciudad de México, donde las calles guardan sus secretos desde hace más de 700 años.

Cuando viajas al Centro Histórico, no te puedes perder…

Los murales de Diego Rivera en el Palacio Nacional.

¿Una comida o bebida típica?

Los clamatos gigantescos del mercado de antigüedades de La Lagunilla, escarchados con chile en polvo, tamarindo y chamoy.

¿Algo que todos deberían saber antes de visitar la ciudad?

Los españoles construyeron la Nueva España sobre templos y edificaciones de la Gran Tenochtitlán, muchas veces utilizando los mismos basamentos y cimientos existentes. Esto es evidente, sobre todo, en las edificaciones más antiguas. La Catedral Metropolitana es un gran ejemplo de esto, pues aún pueden verse las ruinas preexistentes.

¿Qué es lo más especial y único de la ciudad, algo que no hayas visto en ninguna otra parte?

La llegada de la arquitectura barroca española con los Conquistadores, pero ejecutada por los artesanos indígenas con materiales volcánicos de la región, como lo son el recinto y el tezontle.

¿Alguna palabra o slang local?

Todos los vendedores: “Pásele, güerito. Sin compromiso”.

Para ti, ¿qué es la belleza?

La belleza es aquel regalo que se nos da cuando se sabe estar presente y atento en algún determinado momento. Si sabemos escuchar y celebrar las diferencias que se nos presentan día a día, la belleza siempre estará ahí. Un reconocimiento y, a la vez, un agradecimiento al presente.