DETRÁS DEL LENTE

QUINDÍO, COLOMBIA POR JIMENA PALACIO

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Colombiana, fotógrafa callejera y de viajes, y retratista, Jimena Palacio es una documentalista de la vida cotidiana. Ha realizado fotografía de producto y de moda, sin embargo lo que más le llama la atención es la gente que camina y de la que pasa frente a su cámara. Sus imágenes recién salieron publicadas en el libro Cartagena Grace de Assouline. Haber salido de su ciudad natal Quindío a una edad muy joven, Jimena regresó a sus raíces y, con un nuevo punto de vista, volvió a enamorarse de las calles que la vieron crecer.

Instagram: @jimenapalacioa

¿Qué te llevo aquí? ¿Cuál es tu conexión con este destino?

El Quindío es el lugar donde nací. Me fui muy joven y regresé a vivir acá después de treinta años. Aunque siempre venía de vacaciones por mi familia, otra cosa es volver del todo. De hecho, ha sido una experiencia de vida muy potente desde el punto de vista creativo y afectivo. Al fin y al cabo, la nostalgia nos sitúa en otra dimensión, nos hace más sensibles y receptivos a nuestro entorno. Viajar, en el pasado, ha sido muy sanador.

¿A qué huele el Quindío?

El Quindío huele a café, a musgo, a tierra húmeda, a montañas, a río. Tiene el perfume de una exuberante naturaleza, de lluvia y de sol.

¿A qué sabe?

Al primer café de la mañana.

¿Tu mejor descubrimiento?

El bosque de niebla en el Valle del Cocora, un sendero mágico donde la naturaleza es salvaje. Muchos kilómetros verdes con tramos de cielo cubierto por hojas y árboles gigantes. Pequeños puentes construidos artesanalmente por los que cruzas quebradas maravillosas. Infinitas especies de pájaros que amenizan el recorrido. Un viaje que agudiza todos los sentidos.

¿Qué escogerías de este lugar?

Recorrer los pueblitos del Quindío: Salento, Pijao y Filandia, y tomar una deliciosa taza de café en sus plazas. Ver pasar gente y encontrar algún tesoro en una de sus tiendas de artesanías o de muebles usados.

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¿Cuál fue tu primera sensación?

Aunque nací acá, con frecuencia tengo sensaciones nuevas. Nunca dejo de sorprenderme, en especial por la riqueza y la variedad de nuestra tierra. Soy muy privilegiada de haber llegado al mundo en un lugar tan bello.

Si tuviera un soundtrack, ¿qué canciones sonarían?

Volver, de Andrés Calamaro

Canción de las simples cosas, de Mercedes Sosa 

Father and son, de Cat Stevens

Love of my Life, de Queen

Mi viejo, de Piero

En el último trago, de Chavela Vargas

¿Alguna memoria?

Conecto todo mi ser con cada rincón del Quindío. Los colores de los pueblos, los cafetales y el respeto por la tierra en que crecí, es una conexión espiritual; es mi lugar de pertenencia, son mis raíces, mi puerto seguro.

No te puedes perder…

Si viajas al Quindío, no te pierdas el Jardín Botánico; es un lugar precioso, que reúne la diversidad de nuestras plantas. El mariposario es imperdible.

¿Una comida o bebida?

La bandeja paisa es deliciosa y, por supuesto, una taza de café recién hecho sabe a cielo molido.

¿Algún consejo para el viaje?

Estar abierto a conocer la gente de la región y a disfrutar la amabilidad y la buena vibra de las personas. Esto lo convierte en un destino especial.

¿Algo que pocos saben del destino?

Que existe el Museo Quimbaya. Después de un buen tiempo de haber estado cerrado, es una gran pieza arquitectónica del maestro Rogelio Salmona.

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¿Qué es lo más especial del Quindío?

El Valle del Cocora y sus bosques infinitos de palmas de cera, rodeadas de montañas, ríos y quebradas; el aire que se respira, las nubes bajas. Es un paisaje impresionante declarado por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad.

¿Una palabra o slang local?

Quiubo pues o quiubo mijo (a), superchévere, hágale pues.

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¿Algo más que te gustaría agregar?

Para complementar la experiencia, y que sea inolvidable, nada mejor que montar en Willys, recorrer un cafetal y terminar en una cata de café en alguna finca.

¿Qué es la belleza para ti?

Es ese clic que conecta mis emociones con los sentidos. Es una cierta plenitud que rompe con el tedio. También es una disposición del alma. 

Enfocar la vida con mi cámara y darle un orden visual al caos, a los colores de lo cotidiano, es liberador.