Foto por Brian Bowen Smith.

CAFECITO CON

MARIANA PADILLA: “ES LO QUE NUESTRA TIERRA NOS DIO Y POR ESO SOMOS ORGULLOSOS”

Nombre: Mariana Padilla
Profesión: Fundadora, Casa del Sol Tequila, Mapache y House of Cuca
Nacionalidad: Mexicana
Signo zodiacal: Capricornio
Instagram: @marianapad

LATINNESS: La última vez que estuvimos en contacto, estabas viviendo en Guadalajara apenas arrancando tu carrera en la industria de la moda. De allí hiciste una mudanza inesperada a Tulum donde has estado basada estos últimos años. ¿Qué inspiró esto?

MARIANA: Estaba en Guadalajara y quería hacer mi marca. Al venir de una familia de alfareros en Tlaquepaque, creí que por medio de la cerámica iba a poder empezar algo propio. Aunque me gustaba mucho la moda, no sabía cómo integrarla. 

Después de estar viviendo en Los Ángeles, regresé a Guadalajara y me vi sin proyectos ni dónde hacerme. Salió un viaje a Tulum. Allí, con un grupo de amigos (Gael Deboise, Sara Galindo y Ricardo Korkowski), montamos Kilómetro 33 desde cero. Pensé en quedarme unos tres meses para ayudarles a acomodar todo, echar a andar la tienda; luego me regresaba. 

Pero al estar acá, me encantó la vida de Tulum; me sentí muy libre. Venía de una separación y aquí viví una sanación muy bonita. Me sentí por fin yo. Y empezaron a fluir las cosas para mis proyectos personales: Mapache y House of Cuca con Gael Deboise. Lo que hacía se vendía en estas tiendas. 

Por esos días empezó este boom de los productos latinoamericanos. Los turistas podían encontrar diseño local, que antes era muy difícil. Y fue así que en Tulum, se empezó a apreciar lo que hacemos los locales, los latinoamericanos, los mexicanos, todos los creativos que queremos sacar nuestra cultura adelante. Fue ese movimiento lo que me trajo y lo que me hizo quedarme aquí.

LATINNESS: ¿Crees que si hubieras lanzado tu marca desde Guadalajara o Ciudad de México sería igual?

MARIANA: No, la verdad creo que hay algo aquí que me dio una plataforma diferente que hizo que mis cosas trascendieran; a lo mejor en otro lugar no tendría ese alcance. Hubiera estado igual de bonito, habría sido igual de creativa, pero siento que todo se va acomodando de alguna manera u otra. 

A mí Tulum me dio esa plataforma para poder llegar a tener más proyectos, a estar más creativa, abrirme a ese mundo.

Foto por Brian Bowen Smith.

LATINNESS: Hablando de proyectos, fundaste una marca de tequila que se llama Casa del Sol, junto con Eva Longoria y Alejandra Pelayo. ¿Cómo surgió este proyecto?

MARIANA: Este proyecto es padrísimo porque al igual que todo lo que me ha pasado en la vida, no lo pedí ni lo imaginé. Tengo 42 años y el proyecto me llegó a los 40, cuando jamás pensé que haría algo así. Y siempre lo he creído muy mágico, porque viene de mi papá, Paco Padilla.

Él es una especie de embajador cultural de Jalisco; es cantautor y alfarero. Como somos de Tlaquepaque, tenemos una conexión con la cerámica, desde mi abuelo. Se ha dedicado a cantar sus canciones y a representar a México a través de su voz y su cerámica alrededor del mundo. Viaja por todos lados, cantando sobre la cultura y las costumbres mexicanas. 

En esos años que lleva haciendo eso que le apasiona, ha conocido a mucha gente. Y dio la casualidad de que los compañeros de la escuela de ingeniería química de mi papá, casi todos, son maestros tequileros, de los más importantes que ha tenido México. Entonces, esa revoltura entre la cultura y la gente que vas haciendo en el camino, le empezó a dar vida al proyecto.

Por amistades en común, Steph, nuestro CEO conoce a mi papá y le pregunta: “Oye, ¿conoces a alguna mujer que esté relacionada con la moda o con el diseño?”. Y respondió: “mi hija”.  Su meta fue hacer de un proyecto que parecía muy pequeño volverse el mejor tequila de nuestros tiempos. 

Siento que la nueva generación está tratando de hacer una marca que nuestros papás dejaron planteada. Mi parte, sobre todo gracias a lo que él me legó, es representar la cultura mexicana, la autenticidad. 

Alejandra es prima mía y trabajó en la industria del tequila muchos años. A ella también la conocieron por coincidencia. Así se fue armando el grupo, muy naturalmente.

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LATINNESS: ¿Qué ha significado este proyecto para ti?

MARIANA: Para mí ha sido un reto, porque el mundo del tequila es un monstruo, por todo lo que se mueve en marketing y social media en Estados Unidos. Como son los gringos, ¿no? Unas bombas para vender, vender, vender. 

El desafío más grande ha sido mantener lo que representa, que no se olvide de dónde viene, las raíces, para que realmente vean nuestra cultura. Esa es mi parte. 

Como mexicanas tenemos ese compromiso. Mi prima Ale está a cargo de toda la producción en la destilería, al igual que Carmen Gonzalez, que es la maestra tequilera, y Colbi, que es nuestra presidenta. Y por supuesto Eva, como americana-mexicana, que ha sido una inspiración enorme para nosotras. 

La verdad, no la conocía antes de este proyecto y fue una persona que me marcó. Es una supermujer en todos los aspectos. No sé cómo logra hacer tanto, ser tan linda y estar siempre tan animada. Tiene proyectos todo el día y es mamá y esposa. Su amor por México es muy grande; se siente superorgullosa de venir a Tlaquepaque, conocer a mi papá, se ha metido muchísimo en este rollo. Para mí es superbonito que aprecien las cosas que tenemos y entrar a otra plataforma donde no pensé que podía estar.

LATINNESS:  Hablando de mujeres empoderadas, ¿Cómo es en el mundo del tequila? ¿Es común encontrarse con maestras tequileras?

MARIANA: No, no, esto es una cosa revolucionaria. La industria del tequila ha sido masculina toda la vida, en especial en los puestos de arriba. Las mujeres por lo general están abajo: son las que embotellan, las de control de calidad, ponen los tapones o las etiquetas. Que las mujeres tomen los puestos de arriba es muy difícil. 

En Casa del Sol está Alejandra, que ha trabajado diez años en la industria del tequila; estudió eso. También Carmen, nuestra maestra tequilera. Colegas de otros trabajos o estudios no pueden creer que estemos encargadas de nuestros puestos actuales

El otro día hablábamos sobre el síndrome del impostor. Lo difícil de llegar a un punto en el que te hacen dudar si te lo mereces o no, si fue suerte o qué pasó. En realidad te das cuenta de que las mujeres podemos abarcar muchas cosas: desde pegar una etiqueta, porque tenemos el cuidado para hacer todo con mucho amor, preocupándonos por los que están a nuestro lado. Hay compañerismo entre mujeres. El tiempo se encargará de demostrar que podemos tener estos puestos y hacer el mejor tequila.

Muchas veces nos cierran las puertas. Por eso se me hace muy importante ser de las primeras marcas de tequila hecho por mujeres; sé que hay más, que hay muchísimas mujeres, pero es necesario gritarlo, para darle un poco de voz y de esperanza a todas. Las cosas van a empezar a cambiar.

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LATINNESS: En México el tequila es algo con lo que uno crece en casa. ¿Cuál fue tu primera memoria con ello? 

MARIANA: Sí, es algo muy bonito, cultural. Me acuerdo de chiquita que mi papá me decía: “pruébalo, pruébalo”. En mi familia, fue hermoso. Creo que influye mucho lo artesanal, porque mi papá me enfatizaba: “Pruébalo; es una planta que está en la tierra… Es algo mágico. Es algo de la tierra, que esta tierra, Jalisco, nos da”. 

Es algo con lo que vas creciendo y le agarras amor de verdad. Es como cuando pruebas una cerveza: al principio te sabe horrenda. Cuando le empiezas a agarrar al tequila, ya dices: “qué padre estar tomando esto que a nuestra tierra le ha dado tanto”. Y también en general a la economía de México. 

Al final de cuentas es lo que nuestra tierra nos dio y por eso todos los mexicanos se sienten tan orgullosos de tomar tequila. 

En nuestro caso, Casa del Sol tiene algo que le encanta al público estadounidense: es un tequila muy suave; de hecho, muchas de las mujeres que hacen caras cuando prueban un tequila, toman este y se quedan como: “Oh. Eso está superbueno”. Se sienten chidas de poderse pedir su tequila derecho, ¿sabes? Eso está padre, que esa experiencia la puedan vivir también los demás y de verdad disfrutarla.

LATINNESS: La gente ama México y cada año va creciendo como destino turístico. ¿Hay algo que crees que las personas todavía no saben sobre tu país?

MARIANA: Tlaquepaque es lo más. Siento que es una gema por pulir, un diamante sin descubrir. Es un pueblito hermoso que se encuentra en Jalisco, que queda en la vía que va del aeropuerto hacia Guadalajara. Allí viví buena parte de mi vida, allí crecí y, aunque como Tlaquepaque hay mil lugares más, para mí, es el secreto mejor guardado.

A todo el mundo le digo: “es que tienes que venir, quedarte en mi casa, ir a los talleres de mi papá, mi hermano y mis tíos e ir al mercado. Hay cenadurías deliciosas, el centro está lleno de tiendas y es superauténtico. Y esa es, creo yo, la nueva moda: buscar lo más auténtico, lo escondido, a lo que nunca nadie ha ido.

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LATINNESS: ¿Dónde te ves en diez años?

MARIANA: La verdad, mi vida ha cambiado tan repentinamente que de seguro lo que piense no va a pasar. Tulum ha crecido mucho, se ha transformado. Ya casi no salgo ni voy a los lugares turísticos. 

Quizás en algún momento me gustaría regresar a Tlaquepaque. Siempre he estado moviéndome. He vivido en muchas partes diferentes y de repente me entra ese rush de ¿ahora a dónde? 

Sobre familia, hijos, no lo tengo claro. No sé si realmente quiero tener. Todavía no lo he decidido; estoy dejando que el destino lo vea por mí.

LATINNESS: Siempre ha sido así…

MARIANA: Sí, todo ha sido muy sorpresivo. Siempre me he sentido bendecida y con mucha suerte. Creo que me han pasado cosas muy lindas y espero que sigan ocurriendo; que pueda continuar comunicando lo positivo para las mujeres, sobre nuestra cultura, con nuestros artesanos.