CAFECITO CON
ANA KHOURI: “ESTO NO SE TRATA DE CONSTRUIR UNA MARCA; ES UNA VISIÓN ARTÍSTICA DE LAS COSAS”
Nombre: Ana Khouri
Profesión: Artista
Nacionalidad: Brasileña
Signo zodiacal:
Instagram: @anakhouri
LATINNESS: Ana, como artista y diseñadora tienes una perspectiva y una sensibilidad únicas en el diseño, lo que nos hace preguntarnos cómo fue tu crianza. ¿Creciste en un entorno creativo?
ANA: Hay dos cosas maravillosas sobre mi educación que siempre me vienen a la mente y que realmente se quedaron conmigo. Una de ellas es que crecí en un entorno natural; hasta los 10 años me crié en Brasil, cerca de nuestra finca. Nací en el sur del país, en Londrina, y mis padres procuraron que estuviéramos próximas al campo, que nos relacionáramos con la naturaleza. Siempre iba a la granja los viernes después de la escuela y me quedaba hasta el lunes por la mañana, porque se encontraba a solo 20 minutos. Fue genial estar en ese entorno.
Frente a mi casa había un lago, así que por lo general estábamos afuera nadando, montando a caballo, jugando al polo o esquiando. Fue muy agradable. Mi madre es abogada, pero también pianista, y siempre le gustó el arte, así que tuve lecciones de historia del arte desde que era niña. Mi crianza fue de mucha naturaleza y mucho arte.
Me educaron para mirar el mundo de una manera similar a cuando aprendes sobre el arte, a apreciarlo. A comunicarme y comprenderlo, a respetar la naturaleza y a tener sensibilidad.
Cuando creces y comienzas a entender un árbol, las estaciones y cómo cambia, se necesita tiempo para que algo crezca. Siembras y creces, atrapas y ves cómo se transforman las cosas, los caballos y los animales, tal como entendemos la música y la pintura. Empecé a pintar muy temprano y por eso fui a la escuela de arte porque estaba muy interesada en él.
LATINNESS: Creciste entre varias ciudades. ¿Cómo influyó esto en tu camino creativo?
ANA: Cuando tenía 10 años, me mudé a Estados Unidos con toda mi familia, a Key Biscayne, en Miami. Luego, a los 15, regresé a Brasil, a São Paulo. Siempre tuvimos un departamento allí, así que estuve mucho en la ciudad y ya tenía amigos. No fue como mudarnos a un nuevo lugar; fue muy fácil para nosotros. La escuela a la que fui en São Paulo se llama FAAP (Fundación Armando Alvares Penteado) y era conocida en ese momento como la mejor de bellas artes de América Latina.
Lo interesante es que es un programa de cinco años, pero solo puedes elegir una especialización pasados cuatro. La hice en escultura; no obstante, el resto del tiempo te capacitas en fotografía, pintura… Tienes que estudiar muchas cosas: desde historia del arte hasta todo tipo de arte, así que ves instalaciones, pintura, dibujos, cerámica, esculturas… lo que te puedas imaginar.
Crecí en este entorno y es algo que heredé de mis padres. Después de graduarme, regresé a Nueva York.
LATINNESS: Primero, pintura; luego, escultura. ¿Cuándo entró en escena el diseño de joyas?
ANA: Cuando todavía estaba en la escuela de arte. Fui uno de los tres estudiantes elegidos para realizar una muestra. Creé unas enormes esculturas en metal e hice que mujeres desnudas las usaran. Fue una especie de diálogo entre lo femenino y lo masculino, lo duro y lo ligero. Algo que es fresco y cálido, como la piel, contra la dureza del material. Femenino, masculino y toda esta yuxtaposición de cosas.
Alguien vino y dijo: “Ana, creo que esto es asombroso y realmente quiero que adaptes las piezas a escalas más pequeñas. Quiero ponérmelas así, como las amoldas al cuerpo de estas mujeres, aunque de menor tamaño para poder usarlas en mi día a día”. Entonces respondí: “Bueno, pero eso es joyería. No se supone que esto sea algo que tenga una funcionalidad, ¡Es arte!”. E insistió: “Sí, pero quiero comprar tu trabajo y todavía estás en la escuela, así que haz que funcione”.
Encontré a un joyero y le conté: “No sé nada de joyería. ¿Cómo podría hacer que esto funcione? ¿Cómo puedo crearlo a menor escala? ¿Cómo le agrego funcionalidad sin comprometer el trabajo?”. Él empezó a enseñarme. Me sentaba en un banco tratando de que funcionara; agregaba una bisagra, pero con la intención de no comprometer el trabajo. Y me enamoré. Realmente me enamoré justo en ese proyecto.
Lo primero para mí fue el desafío de hacerlas. Una vez lo logré, las vendí y funcionó. Me sorprendió lo que podía alcanzar con el material y el uso del fuego. Utilicé plata, no oro, y con lo que conseguí con ese metal pensé: “¡Vaya! ¿Y el oro? ¡Solo soñemos en grande!”. Entonces el joyero dijo: “Puedo enseñarte”.
Aprendí de él y ahora trabaja conmigo en Brasil. No produzco allá, sino en Nueva York y en París, pero ha sido mi aliado desde Brasil durante más de 20 años, porque tengo clientes allí que a veces necesitan ajustar o arreglar algo.
Me encanta cuando estoy en Brasil, trabajando y sentada en el banco junto a él. Al comenzar, todavía estaba en la escuela y me faltaba un año para finalizar. Durante ese tiempo, me senté en el banco con él y empecé a aprender y aprender y aprender. Y me enamoré de esto. Lo curioso es que nunca planeé.
LATINNESS: Entonces, ¿cómo es tu proceso?
ANA: Empiezo por esculpir, para obtener la forma que quiero. Cada vez que hago mis exposiciones en Sotheby’s, en Phillips, en todas las casas de subastas, muestro las esculturas cercanas a la obra; cómo comienza y dónde comienza. Luego de esculpir, voy por las joyas.
LATINNESS: Así que pasaste de la plata al oro. ¿Cuándo empezaste a trabajar con diamantes?
ANA: Oh, justo después. No trabajé en plata por mucho tiempo. Al lanzar mi marca, no tenía este material; fue al principio, cuando nunca pensé en dedicarme a esto. Para que te hagas una idea: fue alrededor de 2002 y presenté mi marca en 2013.
Me tomé mi tiempo porque no soñaba con ser diseñadora de joyas. Mi sueño era ser escultora. Nunca planeo nada. Cuando planeas, Dios se ríe, ¿sabes? Así que me tomé mi tiempo. Pensaba mucho: “¿Por qué haría una marca? ¡Hay tantas!”. Fueron más de 10 años de esculpir y hacer joyas y esculpir y hacer joyas, de dedicarme a lo que amo.
Todos siempre preguntan: “Oh, Ana, ¿cuál es el secreto del éxito? ¿Qué tengo que hacer? ¿Cómo vendo? ¿Dónde encuentro clientes?”. Y siempre digo: “Escucha, tu trabajo te traerá clientes. Concéntrate en él. Si te enfocas en lo que haces y tienes un buen producto, las cosas vendrán”. Sé que los showrooms me odian cuando digo esto, pero es verdad. Te concentras en tu trabajo. Haces lo mejor. Me tomó 10 años comenzar a vender lo que creaba.
LATINNESS: Es impresionante lo que has logrado en ocho años. Tus piezas han adornado la alfombra roja en numerosas ocasiones, compitiendo con muchas casas de joyería tradicionales.
ANA: Sí, pero no es que haya empezado en 2013. Lo hice antes. Crecí con esta educación increíble gracias a mis padres. Me crié esculpiendo, dibujando y haciendo esto. No es que me despertara un día de 2013 y dijera: “¡Quiero una marca!” y decidiera contratar a una agencia de relaciones públicas y un showroom, o que lo haya manifestado después de un viaje a la India. No tengo nada en contra de eso y sé que hay muchos diseñadores comerciales. No estoy degradando nada, pero esto no se trata de construir una marca; es una visión artística de las cosas. Es totalmente diferente.
LATINNESS: A pesar de no construir una marca como tal, la industria de la moda ha abrazado tu trabajo. ¿Cómo has logrado esto?
ANA: En cierto momento, al comenzar, Barney’s y Net-A-Porter se me acercaron y me dijeron: “Realmente lo quiero”. Cuando Holli Rogers me vio por primera vez me dijo: “Quiero ir a tu showroom”. Sin embargo, no tenía, solo contaba con un apartamento allí. Me visitó, puse las joyas en la cama y exclamó: “Las queremos en Net-A-Porter”, y yo dije: “Está bien, pero las entregaré cuando pueda hacerlo. Cuando las tenga”. Me habló de las temporadas… yo no trabajo así. Finalmente aceptó. Barney’s era lo mismo. No recuerdo quién era la compradora, pero le expliqué: “Voy a entregar cuando entregue. No sigo temporadas, no hago colecciones. Hago ediciones”. Y dijeron que estaba bien.
Así que estableces tus bases y es increíble. En ese momento fue difícil porque luego dije que sí a estas tiendas. No había muchas, ya que nunca tuve más de ocho a la vez, pero me llevó a un punto en el que no me sentía feliz; estaba en demasiadas tiendas para mi forma de trabajo. En 2018, empecé a reducir, pero todavía era mucho. No quería estar en el comercio electrónico ni en tantas tiendas.
LATINNESS: ¿Y cuál fue la respuesta?
ANA: Una vez más, la gente me dijo que estaba loca, pero seguí a mi corazón como lo he hecho desde el primer día. Pensé que tal vez iba a joder esto, que tal vez todo saliera mal, pero eso era lo que quería hacer. Quiero mantenerlo artístico. Sentí que tal vez me estaba perdiendo. No sé. Tenía esta cosa extraña en mi pecho.
Salí de Barney’s antes de que pasara todo eso, gracias a Dios. Salí de Net-A-Porter. Salí de muchas plataformas de comercio electrónico en 2019, antes del COVID, lo cual fue increíble. Mantuve Matches, Le Bon Marché y The Row.
Desde el primer día The Row fue maravilloso porque me dijeron: “Ana, lo que haces es arte. Ahora solo vendemos joyas vintage”. En ese momento estaba Sidney Garber, a quien amo (ya no la tienen) y me confesaron: “Nosotros no contamos con nadie contemporáneo, tú serías la única. Queremos tus esculturas y dedicarte una pared en la tienda de Londres”, que abrió en 2019.
Si caminas por ella, a la derecha hay un John Chamberlain y a la izquierda está el muro de Ana Khouri. En su tienda de Los Ángeles tienen todas mis esculturas. Realmente trataron esto como arte.
El año pasado, llegamos a un punto en el que, poco a poco, nos reorganizamos, y ahora solo somos joyería fina, ediciones que están disponibles en The Row o en nuestro espacio con cita previa en Nueva York, aquí en la calle 68, y de alta joyería en Sotheby’s o en el showroom. Tuvimos una exposición en noviembre en Sotheby’s y el próximo año tendremos algunas más en museos. También en casas de subastas, así que estoy muy contenta.
LATINNESS: Al escucharte hablar, parece que tu crianza en la naturaleza te puso más en sintonía con tus instintos y los sigues mucho más que otros en la industria.
ANA: Lo siento, es tan extraño. A veces es tan malo, tengo que decirlo. En ocasiones te lleva a un lugar mejor, pero otras solo te causa confusión. Sabes que hay algo mal, sin embargo, piensas ¿qué es?
Debes darte cuenta y mantener una posición recta. ¿Estoy aquí para crear una marca? ¿Estoy aquí haciendo arte? Así que supe de eso desde el principio. Entendí que tal vez eso me llevaría a una gran distribución y ese no es mi plan.
Es necesario que tengas muy claro lo que quieres. Así es como me hizo competir con estas grandes casas, porque elegí dónde quería presentarme. Los museos terminaron escogiéndome y también las casas de subastas. Nunca estuve en la Alta Costura, así que nunca fui parte de tantas historias. Sabía lo que estaba perdiendo y tal vez gané otras cosas. Es un camino realmente difícil, como si lo hiciera uno de cada mil.
LATINNESS: ¿Cuál es tu primer recuerdo con las joyas?
ANA: Con mi mamá, vistiéndome, seguro. Primero se pondría las joyas. ¡Ella siempre fue tan sensible a ellas!
LATINNESS: Tiene más significado en cierto modo…
ANA: Para ella lo tenía. Crecí viéndola vestirse y yo era una marimacha, todavía lo soy, algo así. Tengo dos hermanos, así que siempre estaba afuera, montando a caballo. Pero cuando veía a mi mamá vestirse, me sentía enamorada. Ella elegía las joyas primero, siempre, y eso le dio tanta importancia. Solo me di cuenta de eso después de que comencé a trabajar con joyas.
LATINNESS: ¿Dónde encuentras inspiración para tus ediciones?
ANA: Está todo adentro. Si vas a la filosofía de mi sitio web, verás que nos presentamos una vez al año en el Musée des Arts Décoratifs de París. Antes también lo hacíamos en París una vez al año. Es más fácil porque recibo a todos y producimos allí, no tenemos que enviar las joyas.
Por lo general no existe el tema de una colección, pero sí lo que me inspira. Hay un texto que escribo y es como el tiempo, la esencia y lo que sea. Siempre es el tema de la instalación. Ese es el texto de donde viene la inspiración y es como si estuvieras mirando hacia adentro.
Para mí, la inspiración llega cuando estoy muy tranquila. Incluso, a veces escribo sobre cómo alcanzar ese estado de calma, cómo poder oír. No se trata de nada que esté fuera, porque como tú, Kelly, y yo percibimos esta conversación que tenemos ahora, es totalmente diferente, aunque ambas vivamos lo mismo a la vez. Entonces, en realidad, no es algo que esté fuera de nosotros. Siempre está adentro.
LATINNESS: Todo es relativo, como dice el refrán.
ANA: Tenemos que ser capaces de calmar nuestras mentes y a nosotros mismos para llegar a un espacio en el que podamos escuchar nuestros pensamientos y emociones; incluso mucho más, porque en realidad no elegimos nuestros pensamientos. Sin embargo, si estás lo suficientemente tranquila, es como si no pudieras escoger lo que sientes, pero sí cómo reaccionar ante lo que sea que estés sintiendo.
Tampoco puedes elegir tu estado, pero sí alinear tus pensamientos de una manera que te brinde tranquilidad o simplemente estar presente. Cuando entro en un estado de calma, escucho lo que hay dentro de mí y puedo crear. Se trata mucho más que entrar en un estado de calma y tranquilidad interior. Y llego a él cada vez que estoy cerca de la naturaleza.
Por eso me mudé a las afueras del centro y próxima a un parque, porque para mí estar en la naturaleza es muy muy importante. Al menos una vez al día voy al parque. Vivo en una ciudad muy dura, pero si no puedo tener el control, o al menos escuchar el interior, no puedo crear.
LATINNESS: ¿Meditas?
ANA: Yoga y meditación.
LATINNESS: Es una respuesta muy honesta y, sorprendentemente, una que no escuchas con frecuencia.
ANA: Es algo que me sirve en mi vida y no solo en el trabajo. Descubrí que cada vez que comenzaba, podía escuchar mis pensamientos. Esta es la única manera en que puedo crear. Y es por eso que estoy aquí… por mi trabajo. Quiero hacer cosas que no se han visto antes: formas, formas y formas de usar joyas, combinando un buen diseño con piedras increíbles, obtenidas de manera ética y responsable con oro de mina justa.
Puedes ver grandes diseños en joyería de fantasía porque la gente tiene más libertad para crear, pero no ves tantos en alta joyería. Tienes esa presión porque necesitas venderlo, así que es un poco menos libre.
Quería llevar un gran diseño a la alta joyería, llevar un gran diseño a grandes piezas. No puedes crear algo que sea único y que venga de adentro si no estás callado porque entonces no viene de ti, solo copias algo que está ahí afuera.