CAFECITO CON
ATELIER CARACAS: “ENTENDER LA CRISIS COMO LO QUE ES, ES SINÓNIMO DE SER MÁS CREATIVOS”
Nombre: Julio Kowalenko y Rodrigo Armas
Profesión: Arquitectos, Fundadores de Atelier Caracas
Nacionalidad: Venezolanos
Signo zodiacal: Leo / Sagitario
Instagram: @ateliercaracas
LATINNESS: Julio y Rodrigo, ¿se acuerdan de la primera vez que la arquitectura les impresionó?
JULIO: Sí. En mi familia, la tradición de artistas y arquitectos siempre ha estado presente. Nací rodeado de eso. Mi tío Julio Maragall es un arquitecto y escultor venezolano que diseñó la torre donde está su oficina; allí también se encuentra la de mi mamá, que era la constructora de mi abuelo.
He frecuentado ese edificio desde que tengo uso de razón y entonces ya me daba cuenta de que era un poco distinto. De hecho, nuestra segunda oficina estaba ahí (no tenía ventanas). Se llama Torre ABA y cuenta con un atrio muy generoso para la ciudad en donde está una escultura de Carlos Cruz-Diez enorme; es decir, tiene una relación con la urbe única, no como el común de las construcciones que uno ve en esa parte de Caracas.
Eso me marcó, pues pensaba que el edificio parecía un juguete gigante; o sea, se veía amigable.
RODRIGO: La arquitectura fue para mí un descubrimiento desde el colegio. Por esa época tenía una vocación por el dibujo técnico; se me daba muy fácil, así que entendí rápidamente qué podía hacer con eso.
Después, empecé a mostrar muchísimo interés por la arquitectura, justo cuando debía empezar la universidad. Tenía la opción de estudiar Ingeniería Civil o Arquitectura y todo el mundo me decía que eligiera la primera. Sin embargo, dije: “No. A mí lo que me gusta es la arquitectura y al parecer puedo ser bueno en ella”. Durante la carrera fue donde nos conocimos Julio y yo.
LATINNESS: ¿Y cómo surgió Atelier Caracas?
RODRIGO: Surgió de una manera bastante cómica. Me gradué en 2014 de la universidad y en ese momento ya llevaba dos años trabajando con mi padre; hacía remodelaciones en Caracas. Eso me permitió tener cierta experiencia constructiva. Un día, un amigo me contactó para que le diseñara una casa en una playa al oeste del país, en la zona de Adicora, famosa por el kitesurf.
No quería realizarla solo y pensé de qué manera Julio y yo, que éramos superamigos y hacíamos todos los planes juntos, podíamos trabajar. En ese momento él no se había graduado, pero le dije: “Me salió la oportunidad de hacer una casa. ¿Qué tal si nos encargamos los dos del proyecto?”. A partir de ahí, jugamos a tener una oficina de arquitectura aun sin nombre.
JULIO: La idea de reunirnos a producir nos empezó a fascinar, tanto como tener una oficina de arquitectura. Y es que la arquitectura como oficio es algo muy fascinante. La imagen de referencia es ver a una persona que abre un plano, pero luego te das cuenta de que es todo menos eso.
Nos empezó a envolver la rutina de reunirnos todos los días a diseñar y a pensar, porque la arquitectura tiene mucho de eso; en especial, cómo las cosas se relacionan con los humanos y con el espacio, y viceversa, el espacio con los humanos.
Le empezamos a invertir cierta energía a eso y llegaron más trabajos, casi que por inercia. O sea, no somos muy supersticiosos, pero cuando le inviertes energía a algo, cuando llamas tanto algo…
RODRIGO: …Algo sale.
JULIO: Nos caía un trabajo tras otro, y dijimos: “Entonces, ¿cómo nos llamamos? ¿Cómo armamos la cosa?”. Armas-Kowalenko sonaba a bufete de abogados y llegamos a Atelier Caracas, un nombre que tiene un trasfondo muy bonito y una historia muy divertida.
RODRIGO: Así arrancó este proceso desde 2015, año en el cual nos constituimos como oficina legalmente.
LATINNESS: Uno casi siempre empieza así, un poco fake it till you make it.
JULIO: Hicimos tarjetas de presentación con el cargo “arquitecto” y se la entregábamos a la gente.
RODRIGO: “Mira, soy arquitecto”, y tenía 24 años.
JULIO: Aun así, creo que aventurarse desde tan temprano en el oficio es interesante. O sea, ni Rodrigo ni yo decidimos salir a hacer posgrado ni irnos del país.
No queremos hablar de política, pero era un momento en el que migrar era la opción más viable; no obstante, nos quedamos. Siempre nos dieron “lienzo en blanco” acá porque había poco, al menos en lo que a arquitectura contemporánea se refiere.
Obviamente, había cosas, pero todo era muy status quo phase. Nos encontramos, entonces, con un lienzo en blanco, y aventurarnos en el oficio desde tan temprano ha sido interesante porque nos hemos chocado muchas veces contra la pared. Sobre esto, creo que de los errores se empieza a acertar cada vez más. Y como decimos acá: “te salen canas”.
LATINNESS: Hace un tiempo entrevistamos a una bisnieta de Gio Ponti, quien nos guió por las obras del arquitecto en Venezuela. Quedamos sorprendidas por la sofisticación y la calidad del diseño que ustedes tenían antes de la revolución. Como profesionales de esta industria, ¿perciben alguna estética que prevalezca en la actualidad debido a la situación del país?
JULIO: A ver, la mitad del siglo XX en Latinoamérica fue una locura. Dentro de las naciones que se convirtieron en potencia en el ámbito cultural —háblese de arquitectura, arte, poesía— estaban México, Venezuela, Brasil y Argentina.
De Colombia, me interesa más lo contemporáneo que lo que se hizo a mediados del siglo pasado, aunque está Rogelio Salmona y otros grandes exponentes. Pero entre las verdaderas potencias, que curiosamente surgieron durante la dictadura, estaba Venezuela.
Tenemos una herencia cultural y arquitectónica envidiable que podemos visitar. Por supuesto, en el ADN de cualquier creativo está eso.
Hablando de Villa Planchart y de nuestra manera de hacer las cosas, tenemos más referencias a esa casa que a cualquier otra. Y es que lo más increíble de esa construcción es que es arquitectura tropical diseñada por un extranjero. Además, se hizo por correspondencia. Y es una casa tan, tan, tan acertada, tropical y ecológicamente hablando… Nosotros la citamos no solo en cómo funciona, sino en temas de acabados. O sea en el rigor que hay, desde la forma hasta el tenedor.
Al final, en un país del tercer mundo como Venezuela, hoy día la sustentabilidad es la lógica.
RODRIGO: Sí, eso lo aplicamos muchísimo nosotros. Que seamos tan rigurosos se debe precisamente a ese tipo de obras, porque hay arquitectos que se limitan solo a diseñar la casa. Nosotros diseñamos —o nos encantaría diseñar— todo dentro de una casa.
De ahí que en nuestra práctica, a veces se confunda qué es arquitectura y qué arte, porque, como dice Julio, nos encanta diseñar todo, desde el tenedor hasta la casa.
JULIO: No hemos tenido oportunidad de diseñar un tenedor, pero espero que algún día se dé…
LATINNESS: Justo en sus redes sociales y en su sitio web dice: “This is not architecture”, ¿a eso se refieren cuando aseguran eso?
JULIO: Sí, porque a ver, en la academia (estudiamos en la Universidad Central de Venezuela, que tiene un campus de envidiar, pues es una obra de Carlos Raúl Villanueva con Calder por todos lados; es decir, hay esculturas de Jean Arp en el jardín. Era una locura) siempre hubo una suerte de discusión infértil entre qué es arquitectura y qué arte. ¿Qué es diseño? ¿Qué es interiorismo? Al final, a nosotros lo que nos gusta es trabajar desde el filtro de la arquitectura, porque la vemos como un idioma; es la manera en que nos comunicamos.
Pensamos como arquitectos, pero eso no significa que nos limitemos al problema arquitectónico o espacial como lo único que podamos resolver en la vida. A veces la gente nos dice: “ustedes son una oficina de arquitectura”. Y yo creo: “somos lo que tú quieres que seamos”. ¿Sabes? I don’t even want to know what we are.
Nos gusta diseñar, generar imágenes y producir cosas que si bien nacen desde la arquitectura, nos permiten explotar nuestra imaginación. Pensando así, hemos tenido la posibilidad de indagar por qué nos han caído encargos e incursionar en otras cosas, como en collectible design (diseño coleccionable); también en la fotografía y en las artes en general, hacer instalaciones y eso.
Pero igual seguimos haciendo lo que hacemos desde un edificio. Es curioso, ¿no? Decir que we don’t do architecture, pero estás haciendo un five story building. Es ironía. Algo así como: “No te tomes tan en serio las cosas”.
LATINNESS: Y ahora están haciendo algo de mobiliario…
RODRIGO: Arrancamos haciendo mobiliario, pero siempre hemos tenido el interés de diseñar objetos, bien sean pequeños o grandes. En 2021, en plena pandemia, nos dieron la oportunidad de diseñar un mueble; no teníamos trabajo y dijimos: “Este es el chance perfecto para dedicarle tiempo a algo que nos gusta”.
JULIO: Siempre teníamos la excusa de que no teníamos tiempo porque la arquitectura es muy demandante.
RODRIGO: Cuando no teníamos trabajo, logramos meternos en ese mundo. Nuestra primera pieza fue el “credenza,” y la hicimos con el mismo espíritu que creamos la oficina: “Vamos a hacer que somos diseñadores industriales ahora, ¿no?”, y fue tan así que contactamos a una fábrica en Carolina del Norte e hicimos prototipos y renders de todo esto.
JULIO: Fue muy cómico porque seguíamos el trabajo de Tom Sachs, el artista norteamericano, pues encontramos con él muchos puntos en común, en especial estéticos y de referencias que están ahí, la NASA y todas estas cosas. De repente, Rodrigo ve que Tom Sachs “tagea” una foto, porque es una silla, y a la persona que se la fabricó. Así que contactó al tipo en plena pandemia y le dijo: “Mira, somos diseñadores de Venezuela y queremos producir este mueble”. Pensábamos que no íbamos a tener respuesta y la recibimos al día siguiente. Y nada, it’s been a ride since.
RODRIGO: Hicimos ese prototipo y nos sorprendimos al ver que a finales de ese año el render salió publicado en Architectural Digest en Francia. No sabemos ni cómo llegó esa imagen ni a quién.
JULIO: Lo que pasa es que es una pieza estéticamente muy potente. Y eso produjo un boom en Instagram importante. Y de ahí en adelante…
RODRIGO: Nos vimos en la necesidad de tomarnos más en serio el diseño industrial.
JULIO: Sí, y eso es arquitectura en el fondo, para nosotros. Tiene el mismo rigor. Entonces, ¿por qué no es eso también arquitectura?
LATINNESS: ¿Cómo es vivir y crear desde Venezuela? ¿Alimenta su trabajo e inspiración en este momento?
RODRIGO: Vivir y trabajar en Venezuela ha sido lo mejor que nos ha pasado, precisamente por el hecho de que aquí hemos podido hacer lo que siempre hemos querido. O sea, no sé por qué desde un inicio nos han confiado trabajos tan importantes y nos han ofrecido la posibilidad de realizar cosas de las que nos sentimos orgullosos.
A partir de esos primeros proyectos, en los que se nos permitió crear todo, se ha desplegado un camino arduo y de constancia, pero todo ha sido positivo de esa manera. Básicamente, Venezuela nos ha dado todas las oportunidades que tenemos.
JULIO: Obviamente, hay países más organizados que otros, pero esa libertad latina nos ha brindado una plataforma en la que nuestra expresión se ha podido dar al 100% cierto.
Y en el fondo, si analizamos el siglo XX, los grandes movimientos artísticos han nacido de la crisis. Por eso, entender la crisis como lo que es, es sinónimo de ser más creativos. Si hay escasez de material, tienes que reinventarlo. Si hay escasez de trabajo, tienes que reinventar qué significa trabajo. O lo que es lo mismo, ¿qué significa arquitectura en un momento-país donde no hay arquitectura?
Ese es nuestro posgrado: cómo ejercer la profesión o cómo reinventarla. Aunque no cambiaría nada. Lamentablemente han pasado cosas, pero no queremos entrar ahí.
RODRIGO: No cambiaría nada. El hecho de que hayamos pasado por lo que pasamos nos hizo ser más rigurosos con nuestro trabajo y, de cierta manera, reinventar lo que significa hacer arquitectura en un país latinoamericano, o por lo menos en Venezuela.
Nos abstrajimos de tal manera que básicamente ni siquiera nos enterábamos de qué pasaba afuera. Nos concentramos 100% en qué podíamos hacer y en cómo lo ponemos.
JULIO: Y eso también toca el tema de por qué nuestra arquitectura es, como es, estéticamente hablando. Es como es, porque desde el inicio hemos querido ser, en general, una especie de burbuja, en la que la gente se abstrae de lo que está sucediendo. O sea, nuestra arquitectura es muy escenográfica y divertida en ese sentido; es, muy, muy cinematográfica.
Sentimos la necesidad de transportar a la gente a una burbuja, a otra realidad, porque uno también se satura del día a día, de CNN diciendo que Venezuela es el infierno o lo que viene después. No queremos hablar de eso; queremos hacerlo sobre cosas bonitas y transportar a la gente, no sé, a una película de Fellini.
RODRIGO: Y lograr con nuestras obras que las personas que entran a ella, se abstraigan por un momento.
JULIO: Es curioso, porque creo que eso es lo que pasa cuando entras a Villa Planchart. O sea, Caracas se puede estar cayendo, pero vas a esa casa y todo está bien. Es muy, muy, muy interesante, y eso también pasa con muchas obras arquitectónicas de este país.
LATINNESS: ¿Cuál ha sido el proyecto más significativo para Atelier Caracas?
JULIO: Hicimos un kínder que se llama “Fun Maze”, para niños con problemas motores, un proyecto muy bonito. Primero, por su significado y por cómo iba a ser utilizado el espacio.
¡Al comienzo era tan feo y sin ventanas! Hoy día tiene una iluminación natural que es envidiable porque le abrimos una ranura al techo y el sol siempre está presente; no encima, pero presente.
No teníamos mucho budget, pero nos proporcionó una maduración profesional importante; no como creativos, sino como arquitectos. Fue la primera vez que hicimos una cubierta y que nos enfrentamos a la escala: desde el tamaño de una lámpara hasta la relación de una persona con una cubierta.
Como era el primer techo que construíamos, hicimos mucha comprobación y ensayo y error. Gracias a Dios, no hubo tanto error. Pero ese proyecto es muy significativo para nosotros.
También el Credenza, por lo que significó para el estudio ese shift o esa libertad creativa que queríamos. Al final Rodrigo y yo siempre hablamos con gente ajena a la arquitectura porque envidiamos esa libertad. Y es que si hay algo certero en la arquitectura, es la gravedad; los edificios no pueden volar.
Y en diseño de moda, en cine o en mobiliario, pareciera que no hay gravedad; no hay, por ejemplo, regulaciones de alcaldía que vayan a tirar al suelo nuestras ideas. El Credenza significó la apertura de esa brecha y nos permitió adentrarnos en esa burbuja del diseño. Y, la verdad, con este mueble el estudio se terminó de “enseriar”. Al final eso es lo que nos gusta: diseñar.
LATINNESS: ¿Cómo se mantienen inspirados en el día a día?
RODRIGO: Encontramos inspiración en el cine, el arte, la moda y la arquitectura.
JULIO: Es cómico porque siempre estamos viendo cosas ajenas.
RODRIGO: Ajenas a la arquitectura, pero relacionadas con el diseño. Todo lo que tiene que ver con diseño.
JULIO: A mí en lo personal el cine me encanta. Amo a Antonioni y a Fellini. Por ejemplo, hace poco vi una película de David Cronenberg llamada Crimes of the Future, un filme mórbido, pero bueno. Y hace poco estuvimos en Salone para ver la exposición de David Cronenberg en Fondazione Prada y su postura post apocalíptica, ese futuro primitivo que él plantea, me parece más acertado que todo el tema del metaverso, porque el futuro, o sea el mundo, se está acabando.
Por más mórbido que sea David Cronenberg, por más críticas a la película, el agua se está acabando. O sea, me parece que eso es más acertado.
Todos estos universos, estas posibilidades de ese cine de ciencia ficción, a nosotros nos interesan mucho.
JULIO: No por la necesidad de vivir en una burbuja, sino por la de entender cómo se puede existir si el agua se acaba. O sea, ¿qué significa eso?
LATINNESS: Como el interés por la NASA, el cual comparten con Tom Sachs.
RODRIGO: Por eso; la inspiración viene de todos lados. Por ejemplo, una vez hojeando un libro de la NASA que tenemos aquí en la oficina, encontramos cómo resolver un detalle para una obra que estábamos haciendo. Siempre es interesante ahondar en esos terrenos.
JULIO: Hasta el detalle que pueda tener una pieza, no sé, de Martin Margiela. Al final lo que uno necesita es una idea y transpolar eso, que no necesariamente es arquitectura, al fulano como el realm de la arquitectura; ese es nuestro trabajo, para eso estudiamos. Porque para hacer copy-paste, de arquitectura, arquitectura, no.
RODRIGO: También generar atmósferas. Puedes encontrar inspiración en cómo se ilumina un set en una película para trasladarlo a un proyecto, como lo vimos en la Fondazione Prada. Para uno que estamos desarrollando en la actualidad, nos inspiramos en algo que observamos allá. Así que siempre agarramos inspiración de donde se pueda. De todo.
LATINNESS: ¿En qué están trabajando ahora?
RODRIGO: En construcción, tenemos cuatro proyectos súper importantes, porque se desarrollan en distintas escalas.
A veces nos preguntan qué tipo de arquitectura realizamos: ¿comercial o residencial? “Diseñamos” es nuestra respuesta.
Ahora, estamos haciendo un lobby para la presidencia de un ente financiero. También una estructura importante para un restaurante speakeasy en Caracas. Además, nos encontramos en la tarea de diseñar y construir una casa, y un edificio de cinco pisos en una zona relevante de la ciudad.
Este momento es súper interesante para nosotros.
JULIO: Y si eso sucede, es porque practicamos lo que predicamos. Estamos pasando de la escala micro. Aunque eso suena fácil decirlo, hacerlo es otra cosa. Enfrentar cada escala con el mismo rigor e intensidad, es interesante, sobre todo cuando vamos a las obras.
El lobby, por ejemplo, es mi proyecto favorito. ¡Le hemos invertido tanta energía! Es casi diseño industrial. Diseñamos hasta las tuercas.
LATINNESS: Falta el tenedor.
RODRIGO; Si, así es.
Imágenes cortesía de Atelier Caracas.