Galería Serpentine en Londres, 2018. Imagen por Rafael Gamo.

CAFECITO CON

FRIDA ESCOBEDO: “HACER ARQUITECTURA ES ENTENDER LAS RELACIONES ENTRE SERES HUMANOS Y DE ESTOS CON SU ENTORNO”

Nombre: Frida Escobedo
Profesión: Arquitecta
Nacionalidad: Mexicana
Signo zodiacal: Libra
Instagram: @fridaescobedo

LATINNESS: Frida, nos encantaría que empieces por hablarnos un poco de tus inicios. ¿Recuerdas el primer edificio que te impactó?

FRIDA: Me acuerdo muy bien de una exposición de Emilio Ambasz en Ciudad de México. Tuvo lugar en el Centro Cultural de Arte Contemporáneo y mi papá me llevó cuando era muy chica, como a los siete años más o menos. 

Me pareció superinteresante cómo construía los edificios con unas geometrías muy puras y al mismo tiempo integradas al paisaje. Eran casi escenarios surrealistas con muros blancos y una escalera que parecía subir a la nada. Ese fue mi primer gran impacto. 

Luego de eso entendí que la arquitectura sí podría ser algo superutópico, imaginario. Ya más adelante, recuerdo que también me asombró mucho el Centro Pompidou y esa idea de la Plaza Inclinada y el edificio con las instalaciones por fuera. Se me hizo muy impresionante.

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Frida Escobedo por Ana Gómez de León López.
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Hotel Boca Chica en Acapulco, México. Imagen por Undine Pröhl.

LATINNESS: Hemos leído que no siempre supiste que querías ser arquitecta. ¿Cuándo fue ese momento en el que dijiste que esa era la ruta que deseabas tomar?

FRIDA: En realidad siempre estuve muy indecisa. Sabía que quería estudiar algo de arte o diseño, porque me han gustado ese tipo de cuestiones y siento que ahí es donde lo hago un poco mejor. Pero no estaba muy confiada para estudiar arte. Se me hacía que era una cosa en la que tenías que expresar tu personalidad, tus sentimientos, tus ideas mientras la arquitectura resuelve temas prácticos; es una práctica artística, pero al mismo tiempo, técnica. Entonces, decidí aplicar. 

Mi mamá siempre me decía: “si no te gusta la arquitectura, te puede dar una muy buena base para estructurar el pensamiento y luego cambias. Te va a servir”. Así que me metí a estudiar la carrera y en la primera semana me encantó. Pensé: “sí, esto es lo que quiero hacer a pesar de las terribles desveladas”.

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Del Territorio al habitante (Laboratorio de Vivienda Infonavit) en Apan, México. Imagen por Rafael Gamo.
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LATINNESS: Hablamos sobre el networking. Estudiaste en México y luego hiciste tu maestría en Harvard. ¿Cómo sientes que la creación de redes post Harvard ha influido en tus oportunidades ahora como arquitecta?

FRIDA: Sí, siento que la escuela ofrece mucho de eso. O sea, no solo con los compañeros de clase, sino también con los profesores, incluso con los recursos que tienen las propias universidades. Entonces, para mí sí fue muy importante encontrarme con gente, por ejemplo, también de México, que estaba estudiando allá y que yo no conocía, o personas de otros países con las que empiezas a compartir ideales e intereses. 

Después, comencé a dar clases en universidades fuera de México y eso fue increíble, porque ahí sí se hace otro tipo de network de conversación. Empiezas a tener pláticas en esas instituciones educativas que generan invitaciones a concursos. Por eso, sí es muy importante para la arquitectura poder ver esa parte de la academia.

LATINNESS: Claro. Además, estar rodeado de estos jóvenes talentos te permite seguir aprendiendo, ¿no?

FRIDA: Totalmente. Siempre digo que voy a tomar clases con ellos.

LATINNESS: Cuéntanos, ahora cómo ves la escena de arquitectura en México, ¿Hay diseñadores emergentes? ¿Estás viendo en este momento cosas interesantes?

FRIDA: Sí, y creo que lo perciben por todos lados. ¿No? En especial en Estados Unidos. Hay un furor por México y eso se asentó un poco con la pandemia, como que acá no se cerraron tanto las cosas. Se presentó mucha migración. Entonces, gente que había venido a pasar una temporada, tal vez como un escape de los departamentos más pequeños o de los inviernos más duros, empezó a generar otro tipo de conversación, pues muchas de esas personas se quedaron. 

Pienso que las migraciones son muy positivas, porque generan intercambios y nuevos discursos; crean una fricción positiva que hace que las cosas se muevan hacia adelante. Muchos de los que vinieron empezaron a abrir galerías y, bueno, ya había una energía muy importante, galerías muy establecidas y galerías jóvenes. 

Las personas con cierto nivel adquisitivo que permiten que esas cosas se mantengan, hicieron que ocurrieran. Eso también ayudó, pues durante la pandemia muchísimos negocios cerraron. Sin embargo, otros permanecieron gracias a esas visitas del extranjero.

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Mar Tirreno en Ciudad de México, 2016. Imagen por Rafael Gamo.
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LATINNESS: Hablando un poco de tu obra, ¿cuál es tu paso a paso para llegar a la materialidad y los materiales de las obras? ¿Estos definen tu proceso constructivo?

FRIDA: Sí, casi siempre partimos del qué es lo que se necesita en términos de organización espacial. Y una vez que lo definimos que es un esquema más bien de distribución, empezamos a ver cómo se pueden optimizar los recursos. Porque en México eso es lo que hay que hacer todo el tiempo. Hay que estar pensando en la eficiencia, pues creo que ya no hay ningún cliente que no te diga: “quiero hacerlo por menos dinero”. Eso ya es como un given

Entonces, con eso en mente, comenzamos a buscar cuál material podría ser el más sencillo, el más económico, pero también el que dé una expresión mucho más interesante. Ahí es donde está el punto de partida.

LATINNESS: ¿Vivirías en uno de tus proyectos residenciales?

FRIDA: Seguro que sí. De hecho, hubo uno en el que estuve a punto de decir: “Bueno, ¿debería mudarme aquí o no?”. Después, ya no pasó. Solo quedaron unos cuantos. Entonces, feliz.

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Galería Serpentine en Londres, 2018. Imagen por Rafael Gamo.
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LATINNESS: En 2018 fuiste la primera arquitecta mexicana en diseñar el Serpentine Pavilion. ¿Qué sentiste?

FRIDA: Fue muy inesperado. Nunca me lo hubiera imaginado. 

Esta anécdota ya la he contado varias veces: cuando recibí la invitación por correo decía “Invitation to Serpentine Gallery Pavilion”. Y yo pensé: “ha de ser la invitación a un newsletter o algo así”. Lo dejé pasar. 

Una semana después, me volvieron a escribir como “oye, ¿viste el correo?”. Ya habíamos perdido tiempo para hacer la propuesta y no lo podía creer, pero así de grande era mi sorpresa. 

Fue un proceso. Primero, hicimos un proyecto para concurso interno y después quedamos nosotros. La verdad es que ha sido una oportunidad increíble, pues se abre el panorama a otro tipo de clientes, a comisiones más importantes, aunque sea un pabellón muy chiquito. Es algo que genera una validación que da confianza a otro tipo de clientes.

LATINNESS: Hoy la noticia es que fuiste elegida para diseñar el nuevo pabellón de arte del Museo Metropolitano de Nueva York. Sabemos que no puedes hablar mucho sobre el proyecto aún, pero, ¿qué se sintió recibir esa noticia?

FRIDA: Igual, esto fue otra sorpresa enorme. Esta y la del pabellón han sido las dos grandes sorpresas de mi carrera, sobre todo porque cuando nos invitaron a participar estábamos compitiendo contra cuatro oficinas muy consolidadas y muy importantes. 

Hicimos un esfuerzo enorme. Pusimos todo lo que teníamos en esos cinco meses en que estuvimos elaborando proyectos y pensando que queríamos ganar, pero también entendiendo que estábamos compitiendo contra pesos pesados. Y sí, fue muy emocionante ver cómo lo logramos.

Mar Tirreno en Ciudad de México, 2016. Imagen por Rafael Gamo.

LATINNESS: Muchas felicitaciones. Todos los mexicanos, y los latinos en general, nos sentimos muy orgullosos. Has trabajado en museos, pero también en proyectos residenciales, ¿cómo se diferencian los procesos entre uno y otro?

FRIDA: Los más complicados de hacer son las viviendas personales, ¿no? Es una comisión que, sin importar si se trata de un espacio muy pequeño o muy grande, es el proyecto de vida de muchas personas. Se vuelve algo increíblemente importante y todos los detalles cuentan. De hecho, tienes que entender cómo las ideas van a ser una proyección de la personalidad de esa familia o de esa persona. 

Cuando enfrentas una comisión más grande, a lo mejor tiene que ver con temas institucionales o de representación cultural más general. Entonces podemos hacer una lectura o una interpretación. Pero cuando es una comisión de una vivienda, sí tiene que reflejar con exactitud lo que el cliente espera. Y muchas veces no lo sabe.

LATINNESS: Hemos leído que cuando empiezas un proyecto lo enfrentas desde una perspectiva social. ¿Cómo llegaste a definir que querías enfocarte en ese estilo de arquitectura?

FRIDA: Viene de una curiosidad natural, de ver cómo obran las personas. Lo heredé de mi mamá porque es socióloga y todo el tiempo está estudiando y viendo los comportamientos… como que me contagié. 

Para mí hacer arquitectura es entender esas relaciones, o sea, los vínculos entre parejas que quieren construir una casa o entre diferentes grupos sociales que se encuentran en un espacio público. O entre vecinos que pueden convivir en una edificación. También cómo se ve la gente proyectada en un edificio y qué identifica como parte de su identidad.

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Niddo Café en Ciudad de México, 2020. Imagen por Rafael Gamo.
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LATINNESS: ¿Qué tanto sientes que influye la cultura mexicana en tu obra?

FRIDA: Es inevitable. Uno acaba reflejando el contexto en el que te desarrollas, porque eso es lo que has absorbido y lo que vas a proyectar, de alguna manera. 

Creo que crecer en Ciudad de México me estimuló muchísimo y formó cómo veo las cosas, esas yuxtaposiciones, esos traslapes entre lugares que pueden ser históricos, pero en los que no ves una sola historia, porque hay múltiples en un mismo espacio o espacios en donde todo converge. 

O sea, en México todo pasa en el espacio público: la gente come, se mueve, se divierte, celebra y protesta allí. Todo sucede en la calle, en las plazas. Vivo en Paseo de la Reforma, que es una avenida muy importante del centro de la ciudad y no hay un día que no esté pasando algo: marchas, festivales, clases de zumba…

Museo Experimental El Eco en Ciudad de México, 2010. Imagen por Rafael Gamo.

LATINNESS: Es que Ciudad de México es algo impresionante. ¿Tienes algún proyecto favorito o especial para ti?

FRIDA: ¿Qué haya hecho yo? ¡Uy! Es como escoger un hijo que no tengo. 

Un proyecto muy importante, aunque muy chiquito, fue el pabellón del Eco, porque si bien era una instalación temporal, en aquella época vi por primera vez cómo eran esas relaciones de las personas con el espacio y cómo se podían materializar. Eso después formó muchos de los proyectos siguientes; además, fue uno de los primeros en ser un concurso ganado, lo que te da confianza para poder aplicar a otros. Fue ese tipping point para mí y le dio una dirección a mi carrera.

Museo Experimental El Eco en Ciudad de México, 2010. Imagen por Rafael Gamo.

LATINNESS: ¿Quiénes han sido influencias en tu carrera?

FRIDA: Me he topado en el camino con muchos profesores y personas. No trabajé nunca para ninguna oficina; empecé de manera independiente y así seguí, casi que por accidente. Pero sí hice una beca que se llama Jóvenes Creadores, un programa buenísimo aquí en México, y Mauricio Rocha fue mi mentor. 

Me sirvió mucho escucharlo; la importancia de apoyarnos a nosotros que éramos los becarios, la idea de que la arquitectura es una carrera en la que hay que tener extrema paciencia y que en ese largo camino no se nos debía olvidar para quién estábamos trabajando.

A veces puede ser muy frustrante, porque es una carrera difícil y larga, de muchas horas de dedicación, entonces es muy fácil bajar los brazos y decir: “bueno, mejor hago algo que más bien me deje dinero y ya”. Él siempre nos recordaba que así no funciona esta carrera, que tienes que ser insistente. 

Además, recuerdo a una profesora en Harvard, Erika Naginski; una mujer increíble con una visión muy particular de la historia y del espacio, que me influyó mucho. 

También hubo otro tipo de influencias provenientes de colegas y amigos con los que he trabajado: José Rojas, con quien hice el proyecto del Hotel Boca Chica, en Acapulco, porque le aprendí muchísimo. De él admiro particularmente la manera en ver las cosas. Ahora se encuentra al frente de una galería que ya no se dedica a la arquitectura, pero tiene el ojo muy educado. 

Y otros amigos con los que sigo colaborando, haciendo proyectos o muebles u otras cosas: Rodolfo Díaz Cervantes, Mauricio Mesa… hay muchas personas que te siguen influenciando en el camino.

LATINNESS: Cuando trabajas en tus proyectos, ¿te metes también en la parte de diseño?

FRIDA: Sí. De hecho, solo me dedico al diseño. No construyo. Construir me parece una disciplina mucho más estresante que la arquitectura. La labor que realizo la hago en mi escritorio. Y después, confío el trabajo de ejecución a algunas personas que tienen toda mi confianza. Eso sí, siempre superviso el proceso.

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Creek Bench, 2021. Imagen por Alejandro Ramirez.
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LATINNESS: ¿Y en el diseño interior?

FRIDA: Sí. De hecho, siempre he pensado que no podría hacer un edificio y que después alguien lo decorara o lo interviniera por dentro, porque entonces me parece que estoy dejando la experiencia incompleta, ¿no? Cuando esto ocurre, casi siempre o tratamos de que sea alguien con quien ya estamos conversando para que las ideas se complementen y entonces se vuelva una experiencia unificada, o procuramos hacer los interiores nosotros mismos. Si no, se siente como si tuviera una doble personalidad en el espacio.

LATINNESS: Luego de mencionar la parte de la educación y tus influencias, quisiera preguntarte: si hoy tuvieras que dar una clase a arquitectos, ¿cuál sería la lección más importante que les darías con todo lo que has aprendido?

FRIDA: Compartiría el consejo que me dio Mauricio: la paciencia. Eso también tiene que ver con ser gentiles con nosotros mismos. Estamos en un momento en el que tenemos que responder a mucha presión para generar capital con gran rapidez. Cada vez los proyectos se tienen que hacer más velozmente y ser más redituables. Cada vez hay que construir en menor tiempo. 

Es en esos momentos en que pienso: “a ver, ¿por qué no podemos tener un poquito de resistencia y decir que en estas cosas hay que invertir más tiempo?”. De hecho, deberíamos explicar con claridad lo que se tiene que tomar para que puedan desarrollarse bien las ideas. Eso se va a ver reflejado en espacios de mayor calidad que van a perdurar más. 

Siento que ahora, con esa urgencia presente que exige hacer las cosas más rápido y que sean más redituables, los espacios acaban viéndose bien por unos cuantos años; los evalúan y hay que sustituirlos. Entonces, se genera un ciclo de muchísimo desperdicio que es consecuencia de pensar poco el proceso al principio.

Pasha de Cartier en Ciudad de México, 2021. Imagen por C129.

LATINNESS: Has hecho colaboraciones con marcas de moda; me refiero a lo de Ferragamo y Cartier. Cuéntanos de tu relación con ella y que tiene que ver con tu trabajo como arquitecta.

FRIDA: Me encanta. Creo que la primera arquitectura es esa. No solo se trata de cómo te estás proyectando a los demás. Hay algo también con lo material, con las cualidades de los textiles y con cómo está estructurada una prenda. Pero, sobre todo, con cómo se generan unos códigos; de hecho, una persona no necesita hablar para que puedas identificar la imagen que está proyectando. Me parece muy interesante y tiene gran relación con la arquitectura.

Cuando recibí la invitación de Ferragamo me llamó mucho la atención, porque al final del día era una edición limitada; únicamente 20 piezas y, bueno, con otras dos artistas que además admiro, que me encantan y que se han vuelto amigas. 

Fue un proceso muy divertido, porque en realidad tenía que hacer una especie de fachada para un objeto que podías llevar contigo a todos lados y que tiene que ver con cómo te proyectas. Es como hacer el patrón para la bolsa. Se trataba entonces de traducir esa idea de la fachada a un objeto más pequeño. Además, una bolsa es definitivamente algo en lo que cargas un poco de tu vida, todo el tiempo. Así que se me hizo un ejercicio muy divertido. 

Las colaboraciones con otras marcas han sido más bien en términos de imagen. Hicimos una intervención especial para Cartier, para un evento con Pasha. Es más, se trataba de una serie de eventos que transcurrían en diferentes partes de la ciudad y nosotros hicimos una pieza en la que deconstruimos todos los elementos icónicos del reloj, el círculo y el cuadrado. 

Entonces, pensamos en un cubo que se divide en 12 horas y a esas 12 horas les hicimos unos recortes circulares. Llenamos un salón con estas piezas sueltas y en el recorrido podías ir encontrando asimetrías dependiendo del lugar desde donde las vieras. La idea del recorrido era esa: el paso del tiempo que en ocasiones se vuelve algo muy difuso, la memoria, cómo lo recuerdas dependiendo de tu percepción: a veces más lento, a veces más acelerado. Fue una cosa muy perceptiva.

LATINNESS: Algo nos causa un poco de curiosidad. Recientemente, en el New York Times te llamaron “mujer de color”. ¿Cómo afrontas a veces ese tipo de mensajes que nos pasan a todas siendo latinas?

FRIDA: Siento que hay una obsesión por tratar de clasificarnos, ¿no? Y de decir: “esta persona es esto”, “esta persona es aquello”. 

Entiendo que nací en Ciudad de México, pero, ¿por ser de allí me pueden considerar una persona de color? Sí, tengo raíces de color y también es un tema de cómo se va identificando la gente. 

Creo que puede ser problemático para personas de color que tienen otras características. Probablemente al leer: “bueno, es que ya hay una mujer de color haciendo un proyecto como este”, sientan que en realidad no represento ese grupo. Puedo entender y empatizar definitivamente con eso. 

Pero, por otro lado, pienso que tiene que ver con una construcción que está haciendo alguien más. De cualquier manera hay una oportunidad para decir que las mujeres latinas podemos enfrentar este trabajo que antes nada más realizaban hombres de cierta edad, norteamericanos o europeos. Que se están abriendo las puertas y que al final del día de lo que se trata es ir sumando esfuerzos y que cada vez haya más oportunidades para todo el mundo.