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CAFECITO CON

BABBA C. RIVERA: “SENTÍ UN FUERTE SENTIDO DE RESPONSABILIDAD PARA IMPULSAR EL CAMBIO”

Nombre: Babba C. Rivera
Profesión: Emprendedora, Fundadora @myceremonia
Lugar de nacimiento: Suecia
Signo zodiacal: Sagitario
Instagram: @babba

LATINNESS: Lo primero es lo primero, ¿café o té?

BABBA: Té verde sin nada, sin leche, ni azúcar, ni nada.

LATINNESS: Empecemos desde el principio. Naciste en Suecia de padres chilenos, ¿correcto?

BABBA: Sí, nací y crecí en Suecia, pero mis padres siempre pensaron que regresarían a Chile. Suecia era para ellos una estancia temporal que los resguardaría de la dictadura de Pinochet. Cuando tenía tres años, nos trasladamos a Chile y allí permanecimos hasta que cumplí cinco, pero para mi mamá se hizo evidente que la fantasía de ir a Suecia por un tiempo y retornar a su país, ya no era realmente una realidad. Chile había cambiado mucho y mi madre también. 

Suecia es muy progresista, a las mujeres se les respetan sus derechos, así que creo que le pareció muy, muy extraño volver casi al pasado. Mi mamá y mi papá no tenían ninguna profesión a la cual recurrir en Chile, por lo que comenzar una vida con dos hijos en Sudamérica fue un desafío. Decidieron retornar a Suecia “temporalmente por los niños” pues pensaron que cuando nosotros tuviéramos la edad suficiente, se devolverían a Chile. Todavía están en Suecia.

LATINNESS: ¿Cómo fue crecer en Suecia con herencia latina?

BABBA: Crecí con esta especie de doble identidad, porque en casa teníamos una cotidianidad muy hispana, muy chilena; comíamos pan con palta, lechuga con limón y cosas así. Mi mamá siempre se burlaba de Suecia pues allá sirven las ensaladas sin aliños y decía: “¿Cómo la ponen así, seca?”. En mi casa le echamos aceite, limón y mucha sal.

Estudié en Suecia como cualquier otro niño sueco; es un país socialista, por lo que la educación es gratuita. Me crié en un pueblo pequeño y luego me mudé a Estocolmo, la capital, para estudiar marketing. Ese fue un gran paso, porque tuve que ahorrar mucho dinero por mi cuenta para que ese movimiento ocurriera. 

Estocolmo es caro y si bien la educación es gratuita, tienes que pagar la vivienda, los libros y todo lo demás, así que no fue una decisión fácil. Muchas personas se quedan en su ciudad natal para estudiar y vivir con sus padres, pero yo siempre tuve grandes sueños y nunca me gustó mucho estar en una ciudad pequeña. Busqué, entonces, un trabajo secundario en Estocolmo y cuando lo obtuve, me trasladé; ese empleo financió mi alquiler y los libros para la escuela. 

Me ganaba la vida con un presupuesto reducido, pero funcionó; me enamoré de Estocolmo. Era la primera vez en mi vida que me sentía menos extraterrestre, porque mi ciudad natal era muy “blanca”. Había una comunidad chilena, pero yo no era parte de ella, ya que estaba muy concentrada en crear un mejor futuro para mí y, desafortunadamente, eso significaba tratar de mezclarme lo más posible, de manera que no me involucré intensamente con ella. 

En la comunidad latina de mi ciudad natal muchos no continuaron sus estudios y cosas así. Algunos tuvieron hijos muy temprano, por lo que yo no estaba en la misma página. En todo caso, eso fue difícil para mi mamá pues el estilo latino –al menos en mi familia en Chile– tiene mucho que ver con que las generaciones más jóvenes estén prestas a ayudar a las mayores, por ejemplo, a poner la mesa en casa. Para mí era más importante hacerme un mejor futuro y poder ayudar mejor a mi mamá, en lugar de poner el té y el pan, así que era una niña rara. 

Cuando me mudé a Estocolmo, encontré a muchos otros niños inmigrantes, como yo, que tenían sueños más grandes para ellos, y conocí a mi mejor amiga, Alexandra. Ella es de Yugoslavia y nos conectamos mucho gracias a esa mezcla de culpa y orgullo por querer seguir una ruta diferente en la vida.

LATINNESS: ¿Y qué te trajo a Nueva York?

BABBA: Empecé a trabajar después de la graduación. Me mudé a Berlín por un año y estuve en Mykita, una marca de gafas de moda realmente genial. Conseguir un empleo allí fue un sueño hecho realidad. Me encantaba la ciudad, pero la cultura laboral alemana es muy jerárquica y como en Suecia en las relaciones de trabajo todo es plano, nunca logré enfrentarme a esa jerarquía. 

Decidí volver a Suecia después de un año allá y conseguí un trabajo en Uber. Tenía 22 años y fue una extraña coincidencia. La compañía no era grande en aquel momento, de hecho era una pequeña empresa emergente y solo estaban probando las aguas en Europa. En Suecia, querían contratar a alguien para lanzar el servicio en el país. Enviaron a una estadounidense a Estocolmo para crear un equipo y mientras buscaba talento, le recomendaron mi nombre un par de veces pues acababa de regresar de Berlín, donde había trabajado en un proyecto de marketing basado en datos. Hice mucho networking, así que creo que estaba en la mente de la gente. 

Obviamente, eso era lo que necesitaban, porque Uber era extremadamente nerd de la tecnología y todo se trataba de números, así que encajé perfectamente. Aprendí muchísimo; era muy joven y no tenía idea de lo que estaba haciendo, pero Suecia se convirtió en el mercado de lanzamiento de más rápido crecimiento para Uber en ese momento a nivel mundial, y esto me puso en una trayectoria muy interesante dentro de la empresa. Finalmente, me llevó a una reubicación en su oficina de Nueva York. Nunca había estado en Estados Unidos antes de unirme a Uber y me enamoré de la ciudad. 

En medio de todo este proceso, mientras estaba en Suecia, entré a Uber y salió el traslado, conocí a mi actual esposo, que en aquel entonces era mi novio. Él estaba construyendo su empresa y cuando decidí mudarme a Estados Unidos, vio la oportunidad de abrir oficinas en Nueva York. Pudimos resolverlo y todavía estamos aquí, cinco años y medio después.

LATINNESS: ¿Es sueco o latino? No pudimos evitar notar que su apellido es Rivera…

BABBA: Sueco, pero cuando nos casamos, tomó mi apellido; aprendió español, así que lo habla con fluidez. Los dos somos personas muy progresistas y no nos gusta seguir la norma solo porque sí. Entonces, cuando nos casamos, nos preguntamos: “¿Por qué se acostumbra a tomar el apellido del hombre? Ya no hay razón para eso”. Y dijo: “No me importaría adoptar el tuyo como una forma de continuar y celebrar tu herencia”. Y así fue.

LATINNESS: Entonces te mudaste a Nueva York con Uber y luego trabajaste brevemente en Away antes de comenzar tu propia agencia. ¿Qué inspiró este cambio?

BABBA: Siempre quise empezar algo por mi cuenta. Desde niña me sentí emprendedora de corazón y siempre fui muy testaruda; no me gustaba la jerarquía y todo lo que implicaba, así que creo que me vino muy bien emprender un viaje empresarial. 

El momento para hacerlo me pareció adecuado tiempo después; técnicamente, estaba lista justo cuando salí de Uber, pero me sentía muy asustada. Fue aterrador dejar una compañía con la que había estado durante tanto tiempo, por lo que decidí embarcarme en otra. Pero mientras estaba allí, me di cuenta de que realmente necesitaba comenzar mi propia empresa. No quería pasar otros cinco años trabajando para otra persona, así que elegí probar las aguas. 

No me encontraba en una gran situación financiera, entonces tuve que comenzar algo que percibiera como manejable y que no fuera extremadamente asustador; un modelo de agencia se sintió más factible. 

La compañía que tengo ahora está respaldada por empresas de riesgo; es un tipo de organización muy diferente, pero definitivamente no estaba preparada para eso en ese momento. No tenía una economía personal a la que recurrir si no funcionaba.

LATINNESS: La revista Forbes te nombró en su lista “30 menores de 30” y a tu esposo también. ¿Fue con tu agencia byBabba?

BABBA: ¡Sí! Estuvimos el mismo año. Fue cuando me encontraba en Uber y él en su propia empresa. Dirigía una startup de comercio electrónico llamada Tictail, que luego fue adquirida por Shopify, que es donde trabaja ahora.

LATINNESS: OK, ustedes van a tener una familia de pequeños genios.

BABBA: ¡Será lo mejor para que mantengan vivo el Rivera!

LATINNESS: Estamos entusiasmadas con el lanzamiento de Ceremonia. ¡Felicidades! ¿Cómo se te ocurrió la idea de este proyecto?

BABBA: Al crecer como una inmigrante latinoamericana en un país homogéneo como Suecia, nunca me sentí representada en los principales medios de comunicación o en los productos que consumía, especialmente de belleza. Al llegar a los Estados Unidos, me reconecté con mi herencia latina, gracias a la gran población de hispanos residentes aquí. Por primera vez pude verme en los demás y darme cuenta de cuántas personas han crecido entre culturas, al igual que yo.

Sin embargo, aunque conocí a una comunidad latina moderna y pese a que los hispanos son el 20 % de la población de Estados Unidos, fui testigo de un enorme vacío de representación latina en casi todos los aspectos de mi vida: profesionalmente, en los medios y en las marcas que adquiero, sin mencionar los modelos a seguir en el emprendimiento. Así que comencé a sentir un fuerte sentido de responsabilidad para impulsar el cambio.

Ceremonia es una marca de cuidado del pelo limpio arraigada en la herencia latina, nacida del deseo de celebrar la riqueza de esta cultura mientras la próxima generación de latinos logra destacar.

LATINNESS: ¿Cómo era tu relación con tu pelo?

BABBA: No me gustaba. Mientras me criaba en Suecia, donde todo el mundo es rubio, tiene el pelo fino y lo lleva siempre arreglado, recuerdo haber odiado mi cabello grueso que era salvaje en comparación al de mis amigos suecos. Luché tanto contra mis ondas, el frizz y las mechas, que no imaginas lo emocionada que estaba cuando descubrí la plancha para el pelo… Se convirtió en una adicción para mí; la llevaba a todas partes. Alisaba mi pelo a diario –y a veces varias veces al día y me lo decoloraba para que se viera menos oscuro; eso lo acabó. Nunca se me pasó por la cabeza dejar que se secara naturalmente o salir de casa sin pasar al menos una hora peinándolo; se puso cada vez más seco y dañado.  

Hoy, me siento feliz de estar en un lugar en donde puedo abrazar mi cabello natural sin tratar de convertirlo en algo que no es. 

LATINNESS: También vimos que eres cofundadora de la organización Her USA. ¿Puedes contarnos un poco más sobre este proyecto?

BABBA: Sí. Desde el primer día que me mudé a Nueva York, este ha sido un proyecto apasionante. Al llegar no tenía una comunidad; de hecho, no conocía a nadie. En Suecia, siempre tuve un montón de amigas y además estaba rodeada de mujeres profesionales; cuando me radiqué en Nueva York, sentí que no quería construir mi vida solo con mi pareja. Para mí es muy importante desarrollar un camino individual y crear una comunidad profesional. 

Comencé organizando cenas en mi casa. No tenía un lugar elegante ni mucho dinero, por lo que cocinaba en casa y trataba de ser buena anfitriona. Después de unos meses, esto empezó a crecer orgánicamente, hasta que tuve que decir: “¡Ya no puedo alimentar a todos en mi apartamento!”. Decidimos, entonces, que la gente pagara su boleto para la cena y trabajamos de la mano con algunos restaurantes para que nos dieran lugar, así que teníamos salas cerradas en las que reuníamos entre 20 y 25 mujeres por noche. 

La idea de la comunidad Her es que las mujeres se apoyen entre sí y creemos que estamos mejor equipadas para ello cuando logramos conectarnos en un nivel más auténtico y vulnerable. Entonces, en lugar de crear redes tradicionales, Her se trata de bajar la guardia, de quitarse el disfraz y mostrarse como un ser humano… Es realmente personal. 

He llorado en muchas cenas y eso ocurre frecuentemente porque es muy raro el momento en que eliminas a ese “personaje” que llevas a cuestas todo el tiempo y la sala te apoya. Cuando les pedimos a todas que compartan en qué podemos ayudar y tienen la posibilidad de enviar sus preguntas a la sala, a veces los pedidos son realmente personales y vulnerables. Her está destinado a ser un apoyo para las mujeres en sus carreras y en sus vidas.

LATINNESS: ¿Tienes algún consejo para las aspirantes a emprendedoras? 

BABBA: El mejor consejo que he recibido me lo dio mi actual esposo. Él ha sido un gran apoyo para mí detrás de escena y creo que esto ni siquiera se acerca al crédito que se merece. Viene de una familia de artistas, de un entorno muy creativo, pero no súper rico. Cuando lo conocí, admiré la forma en que se acercaba a la vida; siempre ha sido muy valiente. Su mejor consejo fue que siempre me preguntara: “¿Qué es lo peor que podría pasar?”. 

Muchas veces, cuando reduces algo a “lo peor que podría pasar”, te das cuenta de que no es tan malo. A menudo, esto solo significa que te quedas donde estás. Por ejemplo, cuando trabajaba en Uber, tenía mucho miedo de pedir mi traslado a Nueva York, y me preguntó: “¿Pero qué es lo peor que podría pasar? Que digan que no y que sigas teniendo el trabajo que tienes hoy. Honestamente, les debes a ellos decírselo, porque si no logras un cambio en tu carrera dentro de Uber, pronto te irás a otro lado pues te estás aburriendo”. 

¡Es así de intrépido! Se trata de tomar riesgos y estar bien con el hecho de que no todo necesita estar perfecto para ser un éxito, sino que sea una parte importante del viaje. Ese es siempre el consejo que doy: centrarse en el viaje y no tanto en el destino. Creo que cuando nos concentramos mucho en un objetivo final, nos exponemos al fracaso, porque nos hemos apegado a un resultado determinado que no podemos controlar. Pero, ¿qué podemos controlar hoy?, ¿el siguiente paso?, ¿y el que sigue? Si te enfocas en el viaje y en divertirte en el camino, nunca te arrepentirás.

LATINNESS: Muy cierto. Ambas dejamos trabajos corporativos, así que podemos identificarnos con lo que dices.

BABBA: Esa es una gran pasión para mí: inspirar y demostrar que no todo tiene que ser perfecto en el papel. Creo que la mayoría de las decisiones importantes que tomé no fueron decisiones importantes en ese momento. Unirme a Uber no fue algo para celebrar; todos estaban muy preocupados por mí. Mi mamá me dijo: “¿Te unes a una empresa de taxis?”. A veces, en ese instante, no se ve tan increíble, pero si se siente bien y te divertiste durante el trayecto, siempre vale la pena.

LATINNESS: Además de tu espíritu emprendedor, también tienes fuertes lazos con la moda. Cuando comenzaste, ¿te imaginabas trabajando en este sector?

BABBA: No. Siempre pensé que la moda era una especie de pasatiempo, algo que se podía hacer por diversión, pero no un trabajo, así que es interesante ver cómo más tarde se volvió uno en mi carrera. Cuando me mudé a Nueva York, mi puesto inicial en Uber fue el Head of Fashion Partnerships. Creo que siempre vas a ser bueno en las cosas que te apasionan y la moda siguió regresando, porque era una pasión personal.

LATINNESS: Las mujeres nórdicas son conocidas por su estilo desenfadado y su belleza natural. Luego tienes a las mujeres latinas, que aman el color, la sensualidad y siempre combinan a la perfección. ¿Con qué estilo te identificas?, ¿qué significa la belleza para ti?

BABBA: Al crecer, nunca me sentí lo suficientemente latina, porque era alta y delgada; en ocasiones la gente piensa que soy de la India. Las imágenes que veía de las mujeres latinas en Hollywood, las mostraba siempre más culonas y más sexys, y nunca me identifiqué con lo tradicionalmente sexy; esa atención me resultaba incómoda. 

Naturalmente, desde una perspectiva de estilo, no quería jugar con una atención basada en lo sexy y no sé de dónde viene eso. Creo que llamo tanto la atención siendo tan alta, que no quise convertirla en atención sexual. Por eso, desarrollé un estilo que era todo lo contrario: algo lúdico y más humorístico, con un toque empresarial. Me encanta el contraste entre lo masculino y lo femenino, como un vestido inflado con un blazer, o mi combinación de atuendo favorita: un reloj realmente masculino y un vestido lindo para entrar a una junta. Me encanta esa cualidad de no encajar en un estereotipo.

LATINNESS: ¿Qué es lo que más te gusta de la cultura latina?

BABBA: Yo diría que los colores. Crecí en Suecia, donde todo el mundo solía vestirse de negro, por lo que siempre me gustó salir de compras con mi tía y disfrutar de colores y estampados. También creo que la artesanía es realmente especial. En Suecia, tenemos mucha moda de bajo precio, como H&M y todas esas cadenas, así que fue un buen contraste; cada vez que iba a Chile, tenía un mayor contacto con la artesanía.