Silla Nalgona - Foto: David Sierra cortesía de Pablo Uribe

CAFECITO CON

CHRIS WOLSTON: “EN MEDELLÍN SIEMPRE DESARROLLÉ UN TRABAJO MUY INSPIRADO”

Nombre:  Chris Wolston 
Profesión: Artista
Lugar de nacimiento: Providence, Rhode Island
Signo Zodiacal: Aries
Instagram: @chriswolston

LATINNESS: Chris, cuéntanos sobre ti. ¿Cómo llegaste a Medellín?

CHRIS: Fui a la Escuela de Diseño de Rhode Island y uno de mis compañeros de clase, un gran amigo, es de Medellín. Cuando nos graduamos, regresó a la antigua finca de su familia a las afueras de la ciudad, subiendo hacia Santa Elena, y comenzó una residencia de artistas. Entonces, cuando abrió el programa, me dijo: “Oye, ¿por qué no vienes y pruebas la primera sesión?”. En ese momento me interesaba ver los modos de fabricación manual, cómo se usaba el insumo en entornos de producción a pequeña escala y las aplicaciones artesanales de material, así que viajé a Medellín y estuve allí durante tres meses… me enamoré totalmente. Solicité una beca Fulbright para regresar y al año siguiente volví; permanecí durante un año más, tiempo en el que me dediqué a investigar la cerámica precolombina y el lugar de la terracota o tierra cocida en la cultura material. Así puse mi pie allá. Luego, terminé montando un estudio, de manera que me la entre Brooklyn y Medellín. Hoy día, permanezco la mayor parte de mi tiempo en Medellín.

LATINNESS: Antes de mudarte a Medellín, ¿tenías alguna referencia de la cultura latina o de Colombia en particular?

CHRIS: Antes de ir a Campos de Gutiérrez, la residencia de artistas cerca a Medellín, en 2012, un amigo de la universidad, que creció en la ciudad y se fue a finales de los años noventa, me habló de Colombia.

Fui con la imagen de la experiencia específica que tuvo esa persona en mi mente. Además, al crecer en los Estados Unidos, ya me había formado una idea particular sobre el país que era incorrecta en algunos aspectos, especialmente en ese momento. Ir a Medellín fue una experiencia muy interesante, pues mi intención principal era la de hacer trabajo de campo para la beca Fulbright. Había estudiado francés en la escuela, por lo que mis habilidades lingüísticas eran muy básicas y aunque no podía comunicarme verbalmente, sentía que existía un tipo de lenguaje más profundo en la cultura visual y la cultura del hacer.

Para mí, la beca Fulbright fue, en muchos sentidos, una oportunidad para aprender de la cultura. Ese aprendizaje lo realicé a través de un proceso de visualización, haciendo, creando y entrando en diferentes entornos, como fábricas de elaboración manual de ladrillos o fundiciones de aluminio, y trabajando de manera práctica, es decir, buceando de cabeza con la única intención de hacer y utilizando solo mis manos. Gracias a esto, aprendí español y si bien aún no he llegado al punto de poder hablar sobre mi trabajo en este idioma, ha sido una experiencia increíble aprender sobre Colombia y sobre la cultura latina, y todo a través de ese “arrojarme” y “sumergirme” en el trabajo. Mi pareja vive en Medellín; de hecho, ahora está allí. Así que nos encontramos separados por un futuro indefinido, lo que afortunadamente está bien, porque siempre estamos viajando de ida y vuelta.

LATINNESS: Leímos que una jarra de chocolate caliente de aluminio en tu apartamento fue lo que inició tu investigación. ¿Puedes contarnos un poco sobre eso?

CHRIS: Cuando llegué por primera vez a Medellín, leí un archivo sobre cerámica precolombina en la Universidad de Antioquia y me interesó mucho ver cómo encajaba este material en el paisaje de la ciudad. Luego, cuando empecé a trabajar con terracota, me sorprendió el hecho de que existía no solo en la cultura histórica y en la tradición precolombina, sino también en la arquitectura moderna, a través de todos los ladrillos extruidos. Hay torres de apartamentos construidas con ladrillo y muchos de los barrios que se elevan sobre las laderas de la ciudad son de este color naranja, así que cuando estás en la parte plana de Medellín te sientes rodeado por este material. Pensé, entonces, en una serie de talleres con niños de la ciudad y propuse una actividad para todos: que trajeran un puñado de tierra de sus casas. Fue una especie de experimento y no sabía si iba a funcionar. Transformamos esa tierra en arcilla y con ella hicieron pedazos que instalamos por toda la ciudad. Este material estaba en todos los ámbitos de la vida de la población.

Otro de los materiales que descubrí y que vi en todas partes, fue el aluminio fundido en arena: en cualquier tienda había un exprimidor de limón, un artefacto para hacer empanadas o una chocolatera. La chocolatera de la que hablas la encontré en una tienda en el Centro. El interior era de aluminio fundido en arena –un tipo de aluminio crudo, de superficie rugosa–; el exterior estaba repujado en torno –de hecho, podías ver las líneas del proceso de repujado–, y el mango era una pieza de arena separada y remachada. Pensé: “Esto es absolutamente increíble”. Se trata de una pieza hecha a mano, de metal fundido, que ha pasado por diferentes procesos y que es ubicua. Me fascinaba, en términos del proceso y del material en sí, que no era un objeto propiamente artesanal sino cotidiano, así que me hice amigo de quienes vendían este tipo de cosas y pude conseguir el nombre de quien fabricó la chocolatera; lo rastreé hasta Niquitao, un barrio del centro de la ciudad. Terminé instalando mi estudio allí unos años después, al frente de donde estaba la fundición; trabajamos en ese sector entre 2016 y 2019, hasta que a finales de diciembre pasado, nos mudamos a un espacio diferente en Prado Centro.

LATINNESS: ¿Así es como empezaste a crear tu mesa de café?

CHRIS: Inicialmente me interesaba ver el entorno en el que se había creado este artefacto y cómo se hacía. En mis primeras visitas, observaba e intentaba aprender el proceso. Después de tener un conocimiento básico de cómo funcionaba el aluminio fundido en arena, empecé a pensar en ideas para diferentes piezas.

Avanzando un poco más, se me ocurrió que podía hacer mesas de café y mesas de comedor creadas como una especie de rompecabezas; esto debido a que la fundición de aluminio era, en realidad, muy pequeña y el horno no tenía una gran capacidad, así que las creé a partir de partes más pequeñas, moldeadas individualmente y luego unidas.

Obviamente, hay fundiciones en Medellín que pueden trabajar a mayor escala, pero decidí hacerlo así en parte por la relación que desarrollé con Alfonso, quien dirige la fundición, y por tratar de generar ideas dentro de un entorno determinado.

Una de las cosas más inspiradoras que descubrí cuando vine por primera vez a la ciudad, fue el ingenio y la inventiva que había despertado el aluminio fundido en arena. Solía describirlo como que la cultura material en Medellín parecía ser mucho más fluida que la cultura material en la que había crecido y a la que estaba acostumbrado. Esa apertura, esa mentalidad abierta para trabajar con materiales y esa experimentación sin restricciones, me inspiraron una sensación de descubrimiento. Esa fue la base para la creación de muchas de las primeras obras.

 

LATINNESS: Tienes un estudio en Medellín y otro en Nueva York. ¿Qué diferencia a cada uno?

CHRIS: He encontrado una increíble calidez y apertura a la experimentación en todos los talleres, tiendas y estudios con los que he trabajado. Entendí, por ejemplo, que si hubiera tenido que hablar con un “anodizador” en Estados Unidos y decirle: “Oye, quiero anodizar aluminio fundido en arena”, me miraría como si estuviera loco. De hecho, cuando les pregunté a varios antes de experimentar en Medellín, todos decían lo mismo: “No. Es imposible”, como si el metal se volviera negro; usualmente me topaba con esta perspectiva o actitud desencantadora. Era en este tipo de cosas en las que encontraba lo que más me inspiraba y durante mis años de trabajo en Medellín siempre desarrollé un trabajo muy inspirado, que era emocionante y nuevo. Ahora que ha pasado un tiempo, y en este punto, puedo mirar hacia atrás y hacer esa distinción. No fue como si acabara de llegar a Medellín y dijera: “voy a hacer todo aquí”.

Lo que creo es único; son pequeñas ediciones, así que no trabajamos en grandes cantidades. En Estados Unidos ocurre muy a menudo que si te acercas a un lugar y no mandas a fabricar diez mil de algo, simplemente se ríen de ti.

Cuando mudamos el estudio a Niquitao, todo lo que necesitábamos estaba a un radio de seis cuadras: la fundición, al otro lado la calle; a la vuelta de la esquina, la pulidora, y muy cerca también la cortadora láser y la tienda de aluminio. Fue muy emocionante, porque había un sentido de comunidad con nuestros vecinos y aún se mantiene pese a que cambiamos el estudio de lugar. Seguimos trabajando con ellos.

 

LATINNESS: Hablando de todos estos años de trabajo como diseñador. ¿Cuándo crees que fue tu big break?

CHRIS: Hace poco empezamos a trabajar en las sillas Nalgona, una colección de sillas de formas humanoides que presenté el año pasado en Design Miami. Me escucharán decir “nosotros”, porque el equipo involucra a muchas otras personas y manifestarlo es importante. Trabajamos con un colectivo de tejedores que se encuentra en la ladera de la montaña, fuera de la ciudad; a ellos les llevamos los marcos que hacemos en el estudio y que luego mandamos a pintar con pintura electrostática en el Centro, para que realicen el tejido. Estas piezas han despertado gran emoción. Personalmente disfruto mucho esto, porque parte de lo que quería hacer al establecer el estudio en Medellín era crear desde allí obras que viajaran a otros lugares y contaran una historia.

En el momento de pedir la beca Fulbright, no mucha gente tenía una buena impresión de la ciudad y del país, pero sentía que estaba inspirado por el entorno y que había mucho más que contar que lo que todos parecían saber en Estados Unidos. En ese momento pensé: “¿No sería bueno crear estas cosas aquí para contar una historia diferente?”. Las sillas, por ejemplo, brindan mucha alegría a la gente, pues son una especie de presentación de materialidad. Creo que las personas están familiarizadas con el mimbre, pero lo que ha tenido tanto éxito es que lo mostramos de una manera diferente.

Nalgona Chair - Foto: David Sierra cortesía de Pablo Uribe
Foto: David Sierra

LATINNESS: ¿Era la primera vez que trabajabas con mimbre?

CHRIS: El mimbre entró a mi estudio en 2018. Realicé una muestra en Nueva York con diferentes armarios cuyo exterior era de aluminio anodizado y el interior, de mimbre tejido. Después de realizar la colección de aluminio fundido en arena, que era muy dura y pesada, quise cambiar a un material más suave, liviano y cómodo para el cuerpo. Por eso hicimos esas sillas. Dos de ellas fueron presentadas en julio del 2019 durante una exposición de verano en Los Ángeles y luego le dimos vida a una colección de cuatro sillas que lanzamos en Design Miami en diciembre. No ha pasado un año todavía.

Aparador Valledupar - Foto: David Sierra

 

LATINNESS: Vaya, ni siquiera un año y ha sido un gran éxito. ¡Felicidades!

CHRIS: Sí, ha sido muy divertido. De hecho, curiosamente, tenía una exposición en Oriente Medio, y como una de las cosas más importantes para mí es contar la historia, y también destacar a todo el equipo con el que trabajamos, queríamos llevar a tres de los tejedores a Qatar para que hicieran una demostración del tejido como parte de esa exhibición, pero se pospuso hasta el próximo marzo.

LATINNESS: Ahora a la moda: escuchamos que colaboraste con Fendi para el décimo aniversario de Peekaboo.

CHRIS:

¡Sí! Fue en diciembre de 2018 en Design Miami. Después de mi exhibición en Nueva York, Fendi me contactó para crear uno, y, entonces, lo diseñé alineado con el armario anodizado que había hecho para mi última exposición, con diferentes secados de flores y hojas inspirados en mi jardín de Medellín. Esas piezas se cortaron en aluminio y se grabaron y remacharon en el exterior del bolso Peekaboo como una especie de collage metálico tridimensional. Fue una experiencia emocionante. Mi pareja es fotógrafo de moda en Medellín, así que convocó a diferentes modelos de la ciudad para ver quién estaría interesada en realizar una sesión fotográfica. Conseguimos tres realmente geniales. David hizo, entonces, un fashion film y una serie de fotos para acompañarlo y complementar la presentación del bolso.

Proceso de Fendi - Foto: David Sierra

LATINNESS: ¿Te pareció diferente el proceso creativo al trabajar con moda?

CHRIS: Es una pregunta interesante. Una de las razones por las cuales comencé a hacer muebles fue porque pensé en mis piezas como esculturas relacionales y aún pienso en ellas de esa manera: como una forma de presentar el material para que la gente interactúe. Creo que la moda es similar, porque está relacionada con la forma humana y existe este elemento de interacción. Esa fue la parte interesante del proyecto; en este caso, tomar un material que formaba parte de los enormes guardarropas que estaba haciendo y agregarlo a un formato que pudiera llevarse como accesorio.

LATINNESS: Más funcional, en cierto modo.

CHRIS: Sí, y acabo de descubrir que la gente puede conectarse con el material de una manera más sencilla; al menos con los muebles, pues las personas tienen una relación muy íntima con ellos, y lo mismo podría ocurrir con la ropa. En este momento estoy sentado en una silla y ni siquiera pienso en ello, pero si estuviera en una silla Nalgona, por ejemplo, que es de mimbre, la sensación sería muy diferente. Hay procesos de pensamiento que ocurren sobre ese material cuando realmente estás interactuando con él, cuando estás sentado. O en el caso de un bolso Fendi, cuando llevas este accesorio que está hecho de láminas de metal remachadas entre sí.

Proceso de Fendi - Foto: David Sierra

LATINNESS: Escuché por primera vez sobre tu trabajo a través de Casa Perfect. Estaba en Los Ángeles y me gustó una mesa, y cuando me dijeron que estaba hecha en Medellín, me emocionó saber que representaba el diseño de América Latina. ¿Puedes contarnos sobre tu experiencia con ellos?

CHRIS: ¡Me encanta escuchar eso! Debe haber sido una de las mesas de aluminio fundido en arena. Casa Perfect es mi galería en Nueva York y a donde llega todo lo que hago en Medellín. Hay una allí y otra en Los Ángeles. Desde que estuve por primera vez en Medellín, en 2012, hasta hoy, la ciudad ha cambiado drásticamente y de manera increíble. Muchas personas la han visitado y es emocionante escuchar lo que se conecta desde allí y seguirlo, y al revés; se crea como un diálogo.

LATINNESS: ¿Cuál es tu parte favorita de la cultura latina?

CHRIS: Por Dios, los paisas. Siento tanta admiración por todos, en especial por lo cálidos y amables que han sido durante este viaje para establecer un estudio y crear una vida en Medellín. Es una calidez que nunca había experimentado y hay algo realmente especial en eso. Otra cosa: el paisaje natural me deja boquiabierto. Mi casa está ubicada en las montañas y es uno de los primeros distritos rurales fuera de la ciudad. Medellín es un valle, por lo que está rodeado de montañas. En un momento del día puedes estar en ese valle y la temperatura es cálida, y luego, subir y sentirte en una selva templada. Es mágico realizar el viaje entre estos dos entornos por lo diferentes que pueden ser. Si tomas la increíble carretera en zig zag que lleva a Santa Elena, experimentas como si estuvieras descendiendo o ascendiendo en un avión. En mi más reciente colección, Lost In Paradise, me inspiré en el paisaje de mi jardín y en querer llevar esa experiencia tropical a los hogares de todo el mundo. Cuando concebí este guardarropas tropical, estaba en Nueva York y era verano, y me pregunté: “¿Qué quiero? Bueno, realmente extraño mi jardín”. Entonces pensé: :¿Por qué no crear un armario que encarne esto?”

LATINNESS: ¿Cuál es tu barrio favorito en Medellín y por qué?

CHRIS: Acabamos de mudar el estudio a Prado Centro. Esta zona está llena de grandes casas antiguas, de diferentes estilos y periodos arquitectónicos, y me parece realmente inspirador caminar y observar todo esto. Muchas de las estructuras de estilo tradicional han sido demolidas y se han erigido unas nuevas; aun así, en Prado todavía existe este elemento de pasado arquitectónico y eso es muy interesante.

Me encanta cuando tomo el bus todos los días desde Santa Elena y me bajo en La Placita de Flórez. Ver a los vendedores tradicionales y el tipo de tiendas con materiales coloquiales, es otra gran fuente de inspiración para mí. ¡Hay mucho aluminio fundido en arena!

También creo que hay cierta locura en el Centro; es realmente inspirador caminar por allí pues hay mucho que ver. En 2012 hice una serie de esculturas con ladrillos de terracota recuperados y apilados uno encima del otro, y con cemento en el medio, que estaban coloreados con pintura de tonos deslumbrantes. La colección terminó llamándose Everything Comes In Through The Eyes. Fue una especie de respuesta a estar en el Centro y tener todos estos estímulos y aportes estéticos.

LATINNESS: ¿Panadería o cafetería?

CHRIS: Tres Trigos.

LATINNESS: ¿Mercado al aire libre?

CHRIS: La Placita de Flórez o La Mayorista.

LATINNESS: ¿Heladería favorita?

CHRIS: Amar Acuya.

LATINNESS: ¿Parque favorito?

CHRIS: Hay un lugar en Envigado que se llama El Salado. Tiene una especie de parque con pistas de cuerdas o algo así; en la parte superior está la carretera. Si subes por esta, el parque termina en un río y puedes seguir caminando. Cruzas un puente sobre el río  y hay un lugar que ofrece trucha; tiene un estanque y pescas lo que te vas a comer… cocinan al fuego. También en esa zona, en La Miel, hay una caminata llamada Tres Campanas, que sube hasta una hermosa cascada.

Fotos: cortesía de Chris Wolston