LATINNESS: Con 66.000 seguidores en tu cuenta de Mexicano has creado una gran colectividad alrededor de la comunidad queer en México City y cercanos. Eres una especie de celebridad. ¿Tus DM están inundados de gente pidiéndote que le tomes la foto?

DORIAN: Sí, sí, es mucho. Un poco abrumador, la verdad. Pero también muy bonito, porque cuando empecé a salir a la calle a retratar gente, le dije a Lechis —mi asistente y gran amigo— que lo que más quiero como trabajo es ser el señor que toma las fotos de la credencial del INE para retratar a todos los mexicanos.

Y es muy loco como con el tiempo, la gente me busca. Llega un momento en el que ya no puedo, mi Instagram no es algo que manipule fácilmente, porque son muchos mensajes; se vuelve un poquito abrumador. Pero pues, sí, está muy bonito.

Eso me halaga mucho, y, sobre todo, me habla de lo urgente que era esto. Pareciera que el tema de la inclusión y el racismo es nuevo; tiene toda la vida, pero es super nuevo. Cuando saqué mi Instagram Mexicano fue 2016… La conversación ya lleva siete años.

LATINNESS: Leí algo que dijiste: que la visibilidad es importante, pues cuanto más uno lo ve, más cómodo se siente con el tema. ¿Tienes anécdotas de una experiencia que te haya mostrado un cambio en el machismo imperante en Latinoamérica, que es culturalmente hostil para la vida queer? 

DORIAN: Sí, estoy convencido de eso. La visibilidad es valiosa porque aunque en su momento le incomode a alguien, de cualquier forma estás expandiendo su mente y eso es lo que necesitamos.

A veces vuelvo a ver y digo: “¡Wow, es que nuestra expansión mental iba muy lenta y de repente llega el internet y estamos como una bomba atómica!”. Considero que los últimos años acompañados del internet han hecho eso: una exposición exageradísima de información y de todo, lo cual tiene sus cosas buenas y no tan buenas. 

Eso sí, una de las cosas buenas es que la gente está más acostumbrada. Quizás el tema queer ya no les hace tanto ruido o temas de color de piel, por ejemplo. 

Siento que sí ha cambiado y tiene que ver con la información que traen las nuevas generaciones, pero también con cómo viaja esa información. Hace poco no había smartphones. Todo cambió cuando llegaron. En ellos puedes tener tu internet, tu oficina, tu mundo.

Cuando comencé a retratar la gente en la calle, casi no encontraba personas con celular. Eso es muy interesante, porque en mis primeras fotos no vas a ver a la gente con celular. Era difícil; era un artículo de lujo. Y la mayoría solo tenían Facebook y lo revisaban en el ciber. Hoy día todo el mundo tiene un smartphone, por más humilde que sea la persona, y también redes sociales como Instagram. 

Así que es impresionante cómo la información ha llegado a las cabezas. Y eso sin duda ha ayudado a que se avance en el tema de la conversación, algo que suena irónico en nuestro país, donde la violencia está super disparada. Es muy loco, ¿no?

¿Por qué? Porque al hablar de un avance en la discusión, me refiero a que estamos reflexionando sobre temas importantes, humanos. Pero, por otro lado, la violencia hacia las mujeres y el racismo siguen super fuerte; también los homicidios a chicas trans. Este tema ha ido creciendo, pero la realidad es muy muy compleja.

Ahora mismo creo que es uno de los peores momentos de México. La violencia se encuentra fuera de control; es una cosa super triste. No sé exactamente hacia dónde estemos yendo, porque está la información y uno puede notar también mucha indignación de parte de la gente, pero la violencia y las injusticias siguen estando ahí.