DETRÁS DEL LENTE

EL TAYRONA, COLOMBIA POR SANTIAGO MARZOLA

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Santiago Marzola nació en la Medellín de los años noventa. Aunque es artista plástico de profesión —estudió en la Universidad de Antioquia y realizó formaciones complementarias en diseño de modas, cinematografía y actuación, ha dedicado su vida a la fotografía; sobre todo, a crear y a escribir sobre la imagen. 

Su obra plástica trata temas como la poesía de lo cotidiano, el construir y la ambigüedad entre la realidad y la ficción. Ha trabajado con diseñadores y marcas como Andrea Landa, Andrés Pajón, Matamba y Patricia Mejia, y también ha realizado colaboraciones para medios como Elle Canada, Vogue México y Revista Habitar

Actualmente reside en su Medellín natal y enfoca su quehacer artístico en lo ordinario y en la exploración que le da las herramientas para entender el mundo a través de lo que captura y la filosofía que esto encierra.

Instagram: @santiagomarzola

¿Qué te llevó al Tayrona?

Nunca había ido y quería viajar por mi cumpleaños. Anhelaba visitar un lugar de Colombia en donde pudiese estar en silencio con la naturaleza. Lo terminé aplazando un par de semanas porque me contagié de Covid, así que el viaje tomó más sentido después de haberme recuperado pues tenía más motivos para celebrar y agradecer la vida.

El Parque Nacional Natural Tayrona es una zona muy grande. Estuve recorriendo lugares aledaños y su interior. Me impresionaron, en especial, tres cosas: el tono e intensidad del verde, las rocas tan grandes que hay por todas partes y la bruma que hacen las olas del mar, que se esparce en el aire y crea en el paisaje una imagen tenue y poco definida… Es como meterse en una foto vieja que perdió su nitidez. Me pareció bastante poético.

¿A qué huele el Tayrona? 

A sal y a selva.

¿A qué sabe el Tayrona? 

A agua.

¿Mejor descubrimiento del Tayrona? 

Que los animales y las plantas son los maestros de esa tierra. Y entendí por qué los indígenas que habitan allí nos llaman hermanos menores: nos hace falta conciencia.

Si tuvieras que escoger tu actividad preferida del Tayrona ¿Cuál sería? 

Las olas de tres metros. Te sacuden y te curan todo. Sumergirse en ellas al lado de quien estás enamorado, es algo similar a desaparecer.

¿Cuál fue tu primera sensación del Tayrona?

El color de la selva, el silencio de los caminos y la luz de las tardes.

Si el Tayrona tuviera un soundtrack, ¿qué canciones estarían incluidas?

Aeroplane de Björk. 
Plátano Maduro de Jimena Ángel 
Vacances de L’Impératrice
Concentric Nothings de Lucrecia Dalt
Nangs de Tame Impala
Tu conmigo (ft. La Bien Querida) de Vitalic 
Submarine de Björk
Toroka de Christian Kuria
Mountains de Hans Zimmer
Mouth’s Cradle de Björk
Sol de Alef
Time de Arca

Al viajar al Tayrona, no te puedes perder ____. 

Unos buenos binoculares. Poder ver de cerca los diferentes pájaros, salamandras, monos, insectos, la densidad de la selva y el detalle de las piedras, cambia el viaje por completo.

¿Una comida o bebida típica? 

El cayeye. Es guineo (un tipo de plátano) machacado con queso costeño y mantequilla. Se come al desayuno para tener energía en la mañana y para las largas caminatas.

¿Algo que todos deberían saber antes de visitar el Tayrona?

Que esta es una tierra sagrada y hay que tratarla con respeto y humildad. Al igual que a todos los seres que la habitan.

¿Qué es lo más especial y único del Tayrona, algo que no hayas visto en ninguna otra parte?

Tener la posibilidad de estar con los pies en el mar muy temprano en la mañana y, si está despejada, observar la Sierra Nevada. Es indescriptible.

¿Alguna palabra o slang local?

Karldikukui, que significa Madre del Agua. La filosofía común de la Sierra se basa en la vida y en la fertilidad expresada en el agua de la nieve, el mar, los ríos, las quebradas y las lluvias.

¿Qué es la belleza para ti?

Lo natural y todo lo que viene de allí.