
CAFECITO CON
KIKA VARGAS: “UNO PUEDE QUEDARSE ESPERANDO UNA SEÑAL, PERO A VECES TOCA BUSCARLA”
Nombre: Kika Vargas
Profesión: Diseñadora de moda
Nacionalidad: Colombiana
Signo zodiacal: Sagitario
Instagram: @kikavargas_
Este Cafecito Con es una adaptación del Episodio 17 de The Latinness Podcast con la diseñadora colombiana Kika Vargas. La entrevista es la tercera de una trilogía presentada por Cartier, que celebra 100 años de la icónica colección Trinity, un símbolo perdurable de amor, amistad y fidelidad. En esta serie, exploramos las historias de tres creativos extraordinarios cuyas obras y vidas encarnan estos valores.
En el año 2011, recién graduada y con un codiciado puesto en la reconocida casa de moda italiana Missoni en Milán, la diseñadora colombiana Kika Vargas tomó lo que muchos consideraron una decisión audaz: regresar a su país natal y lanzar su propia marca, elaborada completamente en Colombia. Más de una década después, Kika es un nombre reconocido entre los retailers de lujo internacionales y los consumidores más exigentes.
A continuación, un fragmento de nuestra conversación con Kika, en la que nos cuenta sobre su camino para convertirse en una marca reconocida a nivel global. Habla acerca de los desafíos y aprendizajes que moldearon su trayectoria, y también reflexiona sobre la dinámica única de construir un negocio junto a su pareja y cómo salió fortalecida tras una breve pausa profesional.
Imágenes por Andrés Oyuela
Sobre los aprendizajes en Missoni que marcaron su carrera.
KIKA: Mi paso por Missoni me marcó muchísimo. Cuando estaba en la universidad me enseñaron que las colecciones debían tener a lo sumo seis o siete colores. Cuando empecé en Missoni, una marca italiana tan colorida, eso cambió por completo. Entonces, uno tenía que trabajar las colecciones con 50, 60 o 70 colores.
El uso del color en Missoni es muy amplio y muy divertido, así que esa comodidad de poder hacer lo que amas con tanto color, impactó en mi marca. Tú ves nuestros estampados y tenemos millones de colores, millones de sólidos, mezclamos todo. Esa comodidad y tranquilidad de trabajar con mucho color, tiene que ver con mi tiempo en Missoni. Ese fue uno de los grandes aprendizajes que me llevé de la marca.
El segundo aprendizaje se encuentra más cerca al corazón. Missoni es una empresa familiar, que ya va en la cuarta generación. Fue muy lindo haber podido estar con Octavio, Rosita, Ángela y los hermanos de Ángela y presenciar cómo trataban la marca como familia.
Es una de las cosas más lindas que me llevé del tiempo que trabajé con ellos. Hoy día, siempre que hablo con mi equipo, que hay un nuevo integrante o que tenemos nuestro tráfico, tanto en los momentos altos como en los bajos, les recuerdo que lo más importante es que en Kika somos una familia: no hay nadie más, ni nadie menos. Todos somos una linda y fuerte familia…


El gran salto a los concursos.
KIKA: Diría que LVMH Prize fue nuestro tipping point. Nos dio el reconocimiento que nos puso en el mapa internacional muy rápido, para lo bueno y para lo malo. Soy una gran creyente de los concursos; me gusta la competencia, me parece una oportunidad para analizarme como persona, como creativa, como equipo, como compañía. Entonces siempre busco este tipo de challenges, no necesariamente por el reconocimiento, sino porque el trayecto suma más que el propio premio.
Llevaba siguiendo el LVMH Prize desde sus inicios, pero no me sentía preparada. No apliqué durante años; sin embargo, analizaba el porqué no lo hacía… todavía me faltaba. En esos momentos sentía que faltaba un poco de creatividad en la marca, que teníamos que crecer y que el ADN debía estar más fuerte. Sentía que necesitaba encontrar más en lo que estaba diseñando, así que lo dejaba pasar.
Luego llegó el momento en que dije: “bueno, creo que ya estamos listos para aplicar”. Después del proceso y de que nos confirmaran que habíamos quedado seleccionados, empezaron las preguntas: ¿cómo vamos a llegar a la competencia?, ¿cómo es? Lo que ocurrió lo relaciono un poco con las carreras o las maratones. Cuando te inscribes, te cuestionas, por ejemplo, cómo te vas a preparar para el día de la carrera y la preparación es casi más importante que el día que corres; debes asegurarte de tener una buena nutrición, descansar lo suficiente y realizar ejercicio. Lo mismo lo aplico en Kika; me pregunto, por ejemplo, ¿qué estamos haciendo mal?, ¿qué estamos haciendo bien?, ¿dónde necesitamos reforzar?
Por eso los premios en sí me parecen importantes. Siempre trato de decirle a todo el mundo, a todos los diseñadores, que traten de hacer este ejercicio…


Un negocio familiar.
KIKA: [Trabajar en pareja] no necesariamente es para todo el mundo, pero cuando uno tiene esa relación, es increíble. Lo he hablado con bastantes personas y me parece muy lindo porque cuando mi papá conoció a Tito, me dijo que debíamos trabajar juntos. Eso fue hace años. Es muy lindo que lo haya visto antes que nosotros.
En mi caso, creo que también se trata de seguir los green lights; es algo muy importante para mí seguir las señales que te da la vida. La vida te las da y a veces no les para bolas o no les das la relevancia en ese momento por muchas circunstancias. A Tito y a mí la vida nos fue uniendo para hacer esto juntos.
Tito fue uno de los primeros que le apostó a la expansión internacional. Él fue quien más me apoyó, tanto en lo financiero como en lo emocional, en todo. El camino nos fue uniendo. Desde luego, hemos hecho nuestras propias reglas, algo que creo que pasa en cualquier trabajo. Cuando uno es emprendedor tiene que hacer sus propias reglas de juego. Lo que le funciona a la compañía, no le funciona necesariamente a uno; entonces hay que estar bien atento a lo que a uno le va sirviendo.
¿Qué tips les daría a las personas que trabajan o con familia o con sus esposos? Para mí es fundamental no hablar de trabajo en la casa; hay que parar hasta el otro día. Obviamente esa regla a veces se rompe, porque es difícil de seguir, pero intentamos no hacerlo.
Cuando empezamos a trabajar juntos en la marca, identificamos que éramos dos equipos. Sí, somos socios, pero pertenecemos a dos equipos diferentes. Yo formo parte del equipo que se encarga de la parte creativa y él hace la parte del back office, es decir, lo financiero y esos roles. Esto lo tratamos de cumplir al pie de la letra. Él tiene su equipo y yo tengo mi equipo, y cada uno funciona aparte; es decir, estamos juntos, pero no revueltos.
Eso es un gran tip: identificar qué es lo que cada uno tiene que hacer y evitar meterse al rancho del otro, así como respetar sus decisiones y sus opiniones.


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