Imagen de ‘Peru’ por Mariano Vivanco.

CAFECITO CON

MARIANO VIVANCO: “QUIERO QUE MI NOMBRE SEA INTERNACIONAL”

Nombre: Mariano Vivanco
Profesión: Fotógrafo
Nacionalidad: Peruano
Signo del Zodiaco: Sagitario
Instagram: @marianovivanco

LATINNESS: Mariano, eres la definición de un ciudadano del mundo. Naciste en Perú, creciste en Nueva Zelanda y ahora estás en el Reino Unido, con varias paradas intermedias. ¿Cómo influyó la creatividad en tu crianza?

MARIANO: Bueno, todo comenzó con mis pasiones tempranas: el cine italiano y Sophia Loren; pienso en ella gran parte del tiempo. Todavía digo su nombre constantemente. 

Mi mamá me inculcó un profundo sentido de glamour caprichoso, místico y poderoso, y esa fue siempre una antorcha ardiente.

Luego, de los 8 a los 10 años, descubrí algunas películas, en especial el antiguo sistema de Hollywood de la MGM: Greta Garbo, Clark Gable y Bette Davis; los conocía desde muy joven. Fue bastante inusual. Creo que a esa edad, ya sabía quiénes eran todos los ganadores del premio de la Academia. Era obsesivo.

Estas cosas se fueron acumulando como capas. Sin embargo, no fue sino hasta los 14 años que vi la revista Vogue en casa de un amigo y eso se convirtió en un gran bloque de construcción encima de todo lo que tenía en mi mente. Simplemente, resonó y me emocionó.

Por supuesto, crecer con la referencia de Sophia Loren y luego ver a Steven Meisel hacerlo con Linda Evangelista formó una conexión en mi mente que fue muy excitante, muy real y me llenó de aspiraciones y esperanzas.

LATINNESS: ¿Fue ese el momento en que descubriste la fotografía?

MARIANO: Empezó a cocinarse dentro de mi estómago. Luego, a los 16 años, un amigo mío estaba haciendo un curso de fotografía y le dije: “¿Puedo tomar prestada tu cámara?”. Y no pude soltarla. Mi papá me compró una al día siguiente y eso que nunca me malcrió, nunca, nunca.

Usaba mucho mi imaginación porque ¿sabes? Tenía muy pocos juguetes. Recuerdo el juguete de He-Man y lo atesoraba. 

Desde los 6 años, construía pequeños escenarios y eso es todo. Quería jugar con Barbies, pero no se me permitía. Me vengué. Las conseguí un poco más tarde.

LATINNESS: ¿Cuál dirías que fue tu primer “break” en el mundo de la fotografía?

MARIANO: No puedo señalar uno en particular, pero sí mencionar algunos que me vienen a la mente ahora. 

Hice un año en una hermosa universidad en Melbourne; lamentablemente, no era posible que mis padres pagaran por un segundo y un tercer año, porque al ser estudiante extranjero, los iba a quebrar. Ellos estaban viviendo en Nueva Zelanda en ese momento, así que pensé: “Tengo que ser realista. Voy a ver si puedo asistir a alguien”.

Siempre he sido muy directo y no agresivo, pero lo que quiero, lo persigo y lo verbalizo. Logré obtener citas consecutivas con los grandes fotógrafos de Auckland en una tarde.

Fui a verlos a todos y les dije: “Quiero asistir, quiero asistir”. Ellos pensaban: “¿Quién es este chico?”. En las dos últimas, Melanie Bridge, quien ahora es una increíble directora de comerciales, me respondió: “Me encantaría tomarte en serio, pero acabo de contratar a alguien…”. El siguiente me dijo: “Comienza por tu cuenta; tienes modelos de Melbourne en tu portafolio. Inténtalo”.

Fue casi como si quisiera escuchar eso. Tomé ese consejo y me lancé con él. 

Al día siguiente compré un periódico y rodeé frenéticamente las casas de moda que pude encontrar, y las llamé a todas. Sin vergüenza. Sería más vergonzoso ahora, pero no entonces. No tenía nada que perder. Te sorprendería cuántas personas dijeron: “Sí, ven”.

Vi a varios diseñadores y uno me aceptó. Hice su campaña y se publicó en publicaciones geniales como Pavement. Recuerdo estar en una tienda de revistas y fue una sensación increíble ver a alguien pasar la página para leer mi nombre, mi crédito. Me volví adicto a eso.

En los 4 años que estuve en Nueva Zelanda, de los 20 a los 24, trabajé los 7 días de la semana. Gané un montón de dinero y obtuve un contrato con Farmers, el catálogo más grande de Nueva Zelanda. Nadie podía creerlo.

LATINNESS: ¿Por qué te mudaste al Reino Unido entonces?

MARIANO: Siempre compraba Vogue Italia y era muy cara en Nueva Zelanda, pues tenía que ser enviada en avión. Ya sabes, en los años 95, 96 y 97. Esa fue la época dorada para nuestra generación porque en realidad dieron forma a gran parte de nuestro lenguaje visual.

En esa década, teníamos a los tres maestros mayores aún en la cima de sus carreras: Avedon, Penn y Newton. Creo que rondaban los 70 años y entonces producían un trabajo excepcional. Fue muy agradable ver cómo un fotógrafo podía evolucionar y llegar a las cimas y profundidades de sus mentes para conjurar imágenes.

Esos tres se encontraban tan sintonizados con la imagen perfecta, que tenían un efecto de reciprocidad en el resto de la industria, así que los fotógrafos por aquellos días creaban imágenes excepcionales. 

Y, por supuesto, la siguiente generación también fue muy poderosa: Testino, Steven Klein, Herb Ritts… para alguien como yo que lo asumía todo, era simplemente alimento para el alma.

Debido a que estaba recibiendo de manera constante esa información en mi mente, pensé: “Tengo que salir de aquí. Nueva Zelanda no es suficiente. La amo con mi corazón, pero quiero que mi nombre sea internacional”.

En 1999, hice un viaje alrededor del mundo y pasé por Londres y Nueva York; estuve una semana en cada ciudad para ver cuál me gustaba más. Me enamoré de Londres. 

Volví a Nueva Zelanda y ahorré todo lo que pude durante un año. El 1 de agosto del 2000 llegué a Londres solo con mis ahorros y comencé.

Retratos de ‘95 Chapel Market’ por Mariano Vivanco.

LATINNESS: ¿Correspondió Londres al amor que le profesabas?

MARIANO: Bueno, preguntaste sobre mis “breaks” antes. Uno de ellos fue venir al Reino Unido. Otro fue darme cuenta de que nada de lo que había hecho en los últimos 4 años importaba. Tuve que tragar un poco de humildad y empezar desde cero.

Comía frijoles horneados y cereal con hormigas, porque no podía permitirme nada más. Fue muy duro. Hubo momentos en los que pensé: “¿Sabes qué? No está funcionando. Nadie me quiere. Volvamos a Nueva Zelanda. Tal vez pueda recuperar la carrera que tenía allí”.

Pero la verdadera razón por la que no lo hice, fue cuando fui a una agencia de modelos llamada Select. Por casualidad, conocí a la dueña, Tandy Anderson. Tomó mi mano, me llevó a la división de hombres y dijo: “Este es Mariano Vivanco; va a fotografiar a todos nuestros modelos y le vamos a pagar”.

Ganaba £30 por cada sesión y hacía tres sesiones al día, seis días a la semana. Así me gané la vida durante un par de años.

Retratos de ‘95 Chapel Market’ por Mariano Vivanco.

LATINNESS: Todos tenemos nuestras historias humildes en la moda, ¿verdad? Pero esos pequeños trabajos por lo general llevan a cosas más grandes.

MARIANO: Pasé de hacer publicidad, catálogos y las mejores editoriales en Nueva Zelanda a realizar pequeños portafolios junto a una ventana. Eran hermosos. Conocí a Lily Cole de esa manera. Tenía 14 años. Hice una foto que fue tan notable para mí que ahora cuelga en la National Portrait Gallery.

Me sentía muy agradecido. Comencé a notar que las modelos conseguían campañas con las polaroids que estaba haciendo, así que sabía que tenía algo entre mis manos. Dije: “Por favor, solo por favor, ¿puedes poner mi nombre en el borde de la foto? Eso es todo lo que quiero”.

LATINNESS: En línea con tu lema de ser directo y lanzarte a ello, ¿eso te abrió puertas con editores o casas de moda?

MARIANO: Cuando llegó el momento de acercarme a un editor de moda que me emocionaba, miré hacia Dazed and Confused

Me encantaba el trabajo de Nicola Formichetti, aunque no estaba seguro de si era hombre o mujer. Logré conseguir su número y nos hicimos amigos; él me llevó. 

Trabajé allí durante un par de años y me dijo: “Cuando me convierta en editor de moda, tendrás mi primera portada”. Y he aquí que cumplió su palabra con la portada de Luke Worrall, en blanco y negro, con diferentes rostros. Esa fue la primera portada de Nicola como Director de Moda.

Poco después, conocí a Domenico Dolce, con quien tuve una relación durante cuatro años y medio. No fue hasta aproximadamente siete meses de salir con él que Stefano Gabbana me pidió que fotografiara sus catálogos. 

Luego, por supuesto, Anna Dello Russo también me ayudó. Hice algunas historias para Vogue, lo cual fue increíble. Tres años atrás, en Nueva Zelanda, soñaba con esas revistas, y poco a poco empecé a trabajar para ellas.

Todos han sido más que ángeles en mi vida. Todos ellos.

Mariano Vivanco por Tomas Hein.

Dazed & Confused, Vol. 2, Edición 52, Agosto 2007.

LATINNESS: Parece que tuviste bastante suerte con las relaciones que formaste, porque la gente creyó en ti y te impulsó a seguir adelante.

MARIANO: No sé, a veces creo que es lo contrario. He mencionado a siete u ocho personas en los últimos cinco minutos, pero probablemente haya 500 o más que no creen en mí.

Sí, ha habido seres humanos increíbles, y estoy muy feliz de mencionarlos. Y debe haber más que no puedo pensar en este momento, pero créeme…

No quiero centrarme en lo negativo. No obstante, cuando vivía en Nueva Zelanda, sí hice todas y cada una de las revistas; sin embargo, la publicación que estaba realmente de moda (no mencionaré su nombre) fue horrible conmigo. Hay personas malas por ahí que no sienten respeto o dignidad por otros humanos, y en especial en la moda.

Lo entiendo. A veces todos tenemos que trabajar rápido. En Italia, cuando estaba haciendo un millón de trabajos pequeños, solían llamarme el Martillo, “el martello”, porque no me ando con rodeos. Si mi cliente quiere 30 fotos, entrego 40. Aunque algunas personas llevan esto a otro nivel.

‘Peru’ por Mariano Vivanco.

Imagen del libro publicado por Rizzoli.

LATINNESS: De acuerdo. A veces pienso: “No estamos salvando vidas, tomemos un respiro…”. Pero cambiando de tema respecto a la moda, en tu último proyecto dirigiste la mirada hacia tu país natal con el libro de mesa de café titulado PERÚ. ¿Cómo surgió esta idea?

MARIANO: Tal vez siempre estuvo en mí. Las sirenas siempre están en mi mente. Túpac Amaru II, también. Santa Rosa de Lima y San Martín de Porres, igual. 

Presté atención a mis fantasías de moda, pero mis sueños y fantasías históricas, tuve que compartimentarlos y ponerlos en otro lugar; los olvidé. Sin embargo, cuando mis padres regresaron a Perú (hace poco se jubilaron en Nueva Zelanda, pero antes de eso estuvieron en Perú desde 2010), iba allí para Navidad y conectaba mucho con ello.

El libro nace de la investigación y el amor por mi país. Se desarrolló y simplemente explotó. Comencé a explorar mitologías amazónicas y me dejaron atónito. No sabía nada sobre ellas.

Fue un proceso de dos años. Comencé con eso y pensé, bueno, si hago esto, entonces necesito incluir algo de la época preincaica. Me encantaría, en especial, las Líneas de Nazca. Si hago un libro sobre Perú y no meto Machu Picchu, sería como ir a un restaurante italiano sin pasta. 

Se desarrolló a partir de la investigación inicial por el amor a mi país y fue creciendo como una bola de nieve. Ahora espero encontrar un hogar en Lima para las imágenes, para que todos puedan verlas.

Imágenes de ‘Peru’ por Mariano Vivanco.

LATINNESS: Bueno, has dicho que nunca aceptas un no como respuesta ¿Siempre has logrado lo que querías a través de tu persistencia?

MARIANO: Buena pregunta. Tal vez no soy tan persistente como solía ser.

LATINNESS: Hablaste de cómo, cuando eras niño, creabas estos escenarios con tu imaginación y me recordó algo que leí sobre la icónica sesión que hiciste para Harper’s Bazaar con Rihanna en un avión, para la cual le dijiste a Glenda Bailey “Dame 24 horas y lo resolveré”. Es como un ejercicio que has estado haciendo desde la infancia.

Mariano: Sí. Hacía cosas locas con las cuerdas… Todo se puede lograr, ¿sabes? Además, como nota al margen, el trabajo que hice para Glenda Bailey fue un gran calentamiento para el libro PERÚ.

Imágenes de ‘Peru’ por Mariano Vivanco.

LATINNESS: Interesante. ¿Cómo así?

MARIANO: Bueno, dejé muchas de las imágenes lo más crudas y simples posibles, pero algunas de ellas necesitaban un poco de ajuste y ayuda. Por ejemplo, Túpac Amaru II lo tiraron cuatro caballos, así que eso tuvo que hacerse en la postproducción. 

En las sirenas, aunque es una sola foto y de una exposición lenta que hizo que el agua pareciera una pintura, tuve que quitar a las personas que sostenían a los chicos en el bote.

Además, al final coloqué colas de pescado reales sobre las sintéticas. Cosas así. 

Superé el ejercicio con Glenda de perfeccionar las fotos en la postproducción. Eso me dio el impulso para completar algunas de las imágenes en el libro. Me dio el conocimiento.

Images from ‘Peru’ by Mariano Vivanco.

LATINNESS: Has fotografiado a tantas celebridades, algunos amigos cercanos. ¿Es más fácil para ti capturar a personas que conoces?

MARIANO: Bueno, en realidad, no me hago amigo de mis sujetos famosos. Soy amigable con ellos. Podemos seguirnos mutuamente en Instagram, pero incluso con muy pocos modelos conecto y con las celebridades, definitivamente no. Me gusta la distancia, supongo.

Soy muy directo y aún me encanta trabajar con celebridades si me caen bien. Adoro mirar a sus ojos y conectarme y, por ese momento, seremos mejores amigos porque la foto tiene que ser real. Busco eso. Soy amigable con absolutamente todas las personas en el set. Eso es parte de mi identidad. Tratarlas con amor y respeto.

LATINNESS: Has dicho que eres una verdadera mezcla de las muchas culturas que te formaron. ¿Cómo sientes que tu latinidad ha influido en tu éxito?

MARIANO: A mi madre la identifico más como latina que a mi padre, porque puedo ver en él al británico, al anglosajón, pero en ella veo el alma latina. La reconozco más como una persona latina.

En realidad, también tiene un 12 % de ascendencia africana. De hecho, tengo sangre nigeriana. 

Mi madre es de Moquegua, donde una comunidad esclavizada fue enviada a Perú, así que obviamente eso estaba allí unas cuantas generaciones atrás. 

Es una mezcla de ella, de toda su latinidad, lo que me ha dado la luz, la confianza y el amor para seguir adelante en la vida.

Imágenes cortesía de  Mariano Vivanco.