DETRÁS DEL LENTE

MEDELLÍN, COLOMBIA POR ELISEO VILLALBA

Cuéntanos de tu relación con Medellín.

Desde que llegué a la ciudad, hace varios años, pude entender lo diversa e integrada que es en todo sentido. En medio de su historia de conflicto y sus luchas colectivas y personales, encierra muchas cosas poderosas.

Marcharme de mi natal Valledupar, Cesar, y venir aquí para formarme profesionalmente era el próximo paso para alcanzar un logro. Luego de un tiempo, las sensaciones de un corazón creativo se despertaron. Queriendo encontrar un campo pleno de inspiración en el día a día, mi pasión por la moda y por conectar con artistas en espacios llenos de creatividad, fue lo que me llevó a agudizar mi visión e interpretar con todo detalle cada lugar, barrio, sector y localidad.

Hay amores que no se discuten y tengo un encanto particular y auténtico por Medellín; me siento en casa siempre que estoy en ella. Hoy disfruto compartir su gentilicio, las tertulias con vendedores locales, su atractiva cotidianidad y Prado Centro, barrio donde vivo, que está lleno de historia y de fachadas maravillosas.

Si tuvieras que escoger algo preferido de Medellín, ¿qué sería?

El clima primaveral es perfecto todos los días. Sus montañas, espacios verdes, la calidad de las personas, los buenos precios, lo fresco.

También lo biodiverso, lo que significa que hay mayor cantidad de aves, animales y frutas.

Además, presenciar la amabilidad genuina y los cálidos saludos intercambiados entre las personas; incluso la interacción de completos extraños en los ascensores. Es un aspecto cultural encantador que crea un sentido de comunidad y conexión que se integra a la perfección con el paisaje urbano.

¿Qué podría sorprender a un extranjero sobre Medellín?

Existe paz. No hay que tener miedo de la ciudad; es bueno y seguro aquí.

Hay diferentes tipos de alimentos y es grande. De hecho, hay quienes dicen que algunas partes de Medellín son como Nueva York, pero con más vegetación, árboles y mejor clima.

El Uber funciona perfectamente y el dólar no se mueve, así que hay que andar con pesos. 

La limpieza que se refleja en su entorno, que forma una mezcla entre hospitalidad y naturaleza, y toda la historia de sus calles, hacen de Medellín un destino memorable.

Muy infravalorada por el público extranjero. Por eso digo: ¡Trate a la ciudad como si fuera la casa de su mamá!

Para ti, ¿cómo sería un día perfecto en Medellín?

El séptimo día de la semana es sagrado para mí. Este solsticio de domingo iniciaría mi día caminando hacia lo profundo, con una práctica ancestral: visitar los mercados campesinos. Hay un pueblo en el oriente de la ciudad… la vereda Paysandú.

Compartir con buenos amigos, disfrutando de un chocolate caliente en un cafecito llamado Kakaw, en Santa Elena.

Leer magazines, tomar fotos, hacer una parada técnica en el Museo de la abuela Sarito, una casa llena de objetos antiquísimos y espacios que representan la cultura paisa.

Terminar viendo ocultarse al sol y hacer yoga facial (ja, ja, ja). That sounds too much, pero, al final, para mí esto es una recarga, algo así como un día de Wellness Retreat.

Palabra o slang favorito.

Rectitud (es una frase propia que se refiere a enderezar la postura cuando una persona se ve jorobada).

Estrén, tirar caja, ¡Qué pecao!, Muy formal, Loliar, Juniniar, son otras de mis favoritas.

¿Tu mejor descubrimiento?

La solidaridad, un valor importantísimo y fácil de percibir en la ciudad.

¿Algo que todos deberían saber antes de llegar?

Cuando usted llegue no le sorprenda lo creativa que es la gente. Olvídese que el clima es muy frío y que el cannabis puedes encontrarlo en variedades de productos.

¡Medellín es una ciudad increíble! El mejor clima del mundo, gente amable, servicial, comida deliciosa, superfiestas, supermargaritas.

“No hay que tener miedo de Colombia; es muy bueno y seguro aquí. ¡Me encanta Medellín!”, frase dicha por mi amiga ucraniana Lis.

¿Qué es lo más especial de Medellín?

Me cautiva su arquitectura neoclásica y su rica historia.

En búsqueda de cultura local, ¿a dónde vas?

El Perpetuo Socorro, La Pascasia y el Museo de Arte Moderno de Medellín, MAMM.

¿Dónde hospedarse?

Laureles es una alternativa auténtica.

¿Cuál es el lugar más representativo de Medellín?

La Alpujarra y La Plaza de Botero.

¿El mejor plato que has comido en Medellín?

El que lee esta pregunta inmediatamente diría: “bandeja paisa”, ja, ja, ja. Es un manjar, debo admitirlo, pero en realidad el mejor plato que he comido fue una paella con ingredientes vegetarianos en una terraza de cocina fusión que se llama Canalla. El chef Javier Fajardo incorpora una especie de orquídea pequeña morada, variedad de setas, ajos, espárragos, arroz frito y una salsa de alioli exquisita.

¿Un lugar que siempre te sirve de inspiración?

Particularmente, visitar el Parque Bolívar y el Mercado Artesanal Sanalejo. También las ventas ambulantes en espacio público en el Centro de Medellín, en la calle la Alhambra, y ver afuera del Palacio Nacional a los tinterillos con su fiel amiga, la máquina de escribir.

¿Spot favorito?

La Placita de Flórez. Es una especie de mercado místico y tiene una vibra prudente y chévere.

¿Mejor ‘locals only’ drinks?

El carajillo y, para refrescar, el guandolo, a base de caña de azúcar.

¿Dónde se puede ver el mejor atardecer?

El Cerro tutelar El Picacho, sin duda; allí se puede ver la vista panorámica y una estatua religiosa, traída desde Europa, que abraza y protege a los habitantes de la ciudad.

¿Alguna canción que te recuerde a este lugar?

Matica de caña dulce, de Garzón y Collazos.

El pájaro loco, de John Jairo Pérez.

Sobrenatural, de Popstitute.

¿Qué es la belleza para ti?

Paradójicamente, para mí significa rareza, cotidianidad y sencillez. Nada es basura. Es por eso que trato de honrar a quienes ven casi con mis mismos ojos.