CAFECITO CON
OLIVIA VILLANTI: “HAY ALGO ARQUITECTÓNICO EN LA CONSTRUCCIÓN DE UNA PRENDA”
Nombre: Olivia Villanti
Profesión: Diseñadora
Nacionalidad: Estados Unidos
Signo zodiacal: Virgo
Instagram: @oliviavillanti
LATINNESS: Olivia, nunca hemos hablado de esto, pero tengo curiosidad acerca de tu crianza. ¿Creciste en un ambiente creativo?
OLIVIA: Más bien educativo. Mi mamá es maestra de educación especial y aprendizaje temprano, y mi papá, superintendente en esta área. No obstante, ambos me ayudaron a cultivar el interés por la creatividad.
En Rhinebeck, Nueva York, en el valle de Hudson, donde crecí, el ambiente era realmente creativo y un poco hippie. Está muy cerca de Woodstock y del Bard College, que tiene un programa de artes muy fuerte. Tomé todo tipo de clases cuando era niña porque había muchas y ofrecía programas de verano, así que aprendí de fotografía, dibujo y pintura. También hice teatro, musicales, danza, entre otros.
Todo esto formaba parte de la cultura en la que crecí y siento que probablemente tuvo un gran impacto en mí.
Mi madre es una escritora increíble y una persona muy inventiva. No sé si realmente se describiría a sí misma de esa manera, pero realmente valora la creatividad. Creo que cuando vio que tenía interés, me apoyó un montón y estuvo lista para darme diferentes alternativas para explorarla.
LATINNESS: ¿Recuerdas tu primer encuentro con la moda?
OLIVIA: ¿Sabes? Lo único que puedo decir sobre el lugar donde crecí es que no estaba de moda y tampoco tuve mucha exposición a ella. De hecho, se sentía increíblemente intimidante e inalcanzable para mí… tan abstracta.
Sin embargo, escuché una entrevista con Imran (Ahmad) de Business of Fashion y decía que la clave para saber dónde terminarás es recordar lo que solías hacer de niño; eso te da pistas. Cuando pienso en ello, me acuerdo que siempre tuve una especie de personalidad ansiosa. Gran parte de mi energía está en mi cabeza. Por eso, al irme a dormir, incluso de joven, me ponía nerviosa o me sentía sobreestimulada por algo, así que, de alguna manera, escapaba a un mundo en el que imaginaba cosas que podían existir y que se me permitía usar, y siempre se relacionaban con la ropa o el color.
Cuando cursaba sexto grado, tenía USD $200 a mi nombre —un regalo de mi abuela o algo así—, y gasté USD $50 en una corbata de hombre para llevar el primer día de clases. No significa que estuviera haciendo elecciones de estilo superinteresantes o de buen gusto, pero descubrí que me llamaba la atención, y eso me hizo que me percibiera más empoderada.
Siempre he sido reservada, mi personalidad es más bien tímida, y me sentía muy vista, sobre todo cuando empecé a jugar con la ropa en mi adolescencia mientras hacía la secundaria. Era completamente ecléctica. Utilizaba las camisetas de baloncesto de mi hermano con jeans, o un Oxford muy fresco con denim oscuro. Estaba por todos lados, pero eso me encantaba.
Hacía muchos álbumes de recortes de pequeña y recuerdo que cuando Marc by Marc Jacobs acababa de lanzarse, estaba obsesionada con todas esas imágenes. Tocó mi corazón. La forma en que empleaba el color, este tipo de pasteles apagados, camisetas con mangas casquillo y vestidos con mangas abullonadas o esos pequeños vestidos de muñeca que solía hacer con formas oscilantes. Era Marc by Marc Jacobs, no Marc Jacobs, la línea asequible que evocaba más el grunge… Y todos usaban Converse. Eso resonó en mí.
Nunca me imaginé trabajando en moda, pero cuando pienso en los álbumes de recortes que guardaba y lo que solía cortar y almacenar, hay fotos de las campañas de Marc by Marc Jacobs, Kate Moss y anuncios de Calvin Klein. Definitivamente, fui un producto de la cultura de los años noventa en la que viví, aunque eso no significaba que pudiera convertirse en algo para ganarme la vida.
LATINNESS: Vives en la Ciudad de México desde hace algunos años. ¿Cómo sientes que ese movimiento te influyó, creativamente hablando?
OLIVIA: ¡En tantos niveles! Nos mudamos aquí seis meses antes de que apareciera el Covid, en agosto de 2019. Estoy segura de que no estaría haciendo lo que hago, si no hubiera tomado la decisión de trasladarme. Cuando llegué, no tenía intenciones de iniciar un negocio o una línea. Vine con mi esposo Guillaume, que nació y creció aquí. De hecho, ya habíamos hablado de mudarnos a la Ciudad de México.
Pasamos 18 años en Nueva York, pero siento que siempre nos preguntamos: “¿Deberíamos mudarnos a la Ciudad de México?”. Estuvimos 18 años coqueteando con la idea hasta que finalmente lo hicimos.
Es un cliché decir que hay algo increíblemente creativo en el ambiente y en la atmósfera de la Ciudad de México en este momento, pero creo que es cierto.
LATINNESS: Siempre, pero ahora aún más, ¿no?
OLIVIA: Tal vez siempre ha habido, solo que en la actualidad es más obvio por la cultura digital.
La primera vez que vine a la Ciudad de México fue en 2003 y la sentí tan intimidante que no sabía por dónde empezar. Hay tantos artistas y escritores prolíficos que han llamado hogar a esta ciudad en el pasado, pero creo que se ha vuelto más evidente y más fácil de encontrar que antes. Es un lugar con tanta exposición digital que lo hace más accesible, a pesar de que todas estas cosas ya estaban sucediendo aquí.
LATINNESS: Algo así como el estudio en el que estás trabajando ahora. Háblanos más sobre eso.
OLIVIA: Sí, mis suegros han manejado este negocio. Y ha estado en la familia hace 50 años, desde el abuelo de mi esposo. Tenían una infraestructura aquí con la que uno solo podría soñar: un negocio de camisas de hombre a la medida y de importación de textiles. Cuentan con años de experiencia en este campo. Eso fue lo que me abrió la puerta.
Es divertido que me hayas preguntado antes si soy Virgo, porque creo que gran parte de la forma en que trabajo con Chava es muy pragmática, con un cerebro muy “Virgo-iliano”. Había tantos elementos con los que podía jugar que ya existían aquí, como botones que ni siquiera soñaba encontrar, que inmediatamente me aferré a todas las diferentes opciones de color que el estudio le ofrecería a sus clientes y dije: “¿Qué pasaría si pudiéramos hacer esto más abierto? ¿O un poco más extendido? ¿O suavizar el forro interior para que caiga de una manera más femenina?”.
Me doy cuenta de que soy más creativa cuando hay una base sobre la cual apoyarme. Me encanta ver un sistema, poder mezclar piezas y encontrar un tipo de expresión dentro de algo que ya se siente establecido. Eso fue exactamente lo que sucedió aquí.
La otra parte fue: “estoy enamorada del color y de la belleza de la arquitectura y el diseño de la Ciudad de México”. Y es que hay algo casi arquitectónico en la construcción de una prenda hermosa. Si vieras mis moodboards, siempre hay referencias arquitectónicas: el uso de líneas y colores.
Empecé a trabajar en algunos diseños de lino para el verano y me tienen muy entusiasmada. Siento que realmente me inspiré en lo que veo a diario y en lo que me rodea.
LATINNESS: También me pasó cuando vivía en México como extranjera. Llegamos con una perspectiva externa y apreciamos la cultura local o, por ejemplo, el edificio de la esquina, de manera diferente a alguien que creció allí. Traes una nueva forma de pensar…
OLIVIA: Sí, hasta la cuadra donde se encuentra nuestro estudio, es muy interesante. No mucha gente conoce esta zona por su nombre. Mi marido, que venía desde niño, no sabía muy bien cómo se llamaba. En la Ciudad de México, esta colonia se conoce técnicamente como Ampliación Daniel Garza, pero la cuadra es muy interesante porque es donde vivió (Luis) Barragán. Acá está su casa museo y el lugar en el que construyó una residencia para un socio, pero también es un barrio.
El tío de Guillaume conoce a todas las personas de la cuadra que han vivido allí durante años. El uso de la arquitectura y el color en este bloque… Estoy mirando por la ventana y hay un edificio rosa sandía con un borde verde. El nuestro es amarillo, con un acento azul casi francés, realmente hermoso. Podrías simplemente caminar por este lado de la manzana e inspirarte montones.
LATINNESS: Así que básicamente te hiciste cargo del negocio. ¿La familia tenía la intención de hacer esto eventualmente?
OLIVIA: Bruno es el tío de Guillaume, ahora dueño del estudio, y a veces le pregunto: “¿Te arrepientes?”.
Buena parte de la industria en la que se desenvuelve ha cambiado drásticamente debido a la moda rápida. Hubo un tiempo en el que tenían quince cuentas diferentes de algunas de las mejores fábricas del mundo: algodones, linos y sedas. Contaban con un bastión en ese mercado, muy especializado en México. Pero entonces el panorama era totalmente diferente al actual. Más de la mitad de estos molinos se han quebrado… Es solo la realidad de tanta industrialización en el mundo de la moda desde los años noventa. Todo ha cambiado.
El abuelo de Guillaume trabajaba en este negocio y su abuela también. Su familia fundó una compañía textil. Cuando ella y su esposo comenzaron a trabajar en esta empresa, su familia había vendido la suya, pero básicamente lo llevan en la sangre.
Al mudarme, Bruno se sentía emocionado. Me dijo: “Alguien con un poco de creatividad tiene que venir aquí… esto es una ostra”. Es un lugar que solo necesitaba un toque de imaginación, y creo que él definitivamente vio eso en mí. Nunca hubiera podido sin él.
Cuando pienso en lo que estamos haciendo y lo que hemos logrado con Chava, el crecimiento y la recepción de la marca ha sido increíble, y nada de esto hubiera ocurrido sin el apoyo de Bruno. Fue y es mi guía en todo. Hemos tenido momentos en los que nos sentimos desbordados: lanzamos la marca en agosto de 2020 y luego aparecimos en la Revista T en noviembre de 2020. Llevábamos dos meses en el mercado y ya nos llegaba una cantidad increíble de trabajo… Antes no habíamos trabajado así, en especial nuestras costureras.
Ahora que lo hemos conseguido, algo se desbloqueó, y nuestra jefa de costura se siente muy emocionada. Esta mañana nos estaba hablando sobre una visión que tuvo para una de nuestras camisas de esmoquin… Considero que estamos muy comprometidos y que hay mucho impulso.
Sin embargo, no fue un plan. No pienso que Bruno haya dicho: “empecemos un negocio”. Durante el Covid, cuando todo cerró en México, las cosas fueron muy duras. Perdí algunos de mis clientes freelance. Por supuesto, la gente realmente no estaba comprando, ni se hacían camisas a medida. Era un momento difícil y queríamos mantener empleadas a las costureras. Pero por entonces también estábamos entusiasmados de comenzar algo que fuera una especie de experimento.
Así ha sido con Chava hasta el día de hoy. No tengo metas agresivas de ventas. Estamos en una increíble posición que nos permite tomar decisiones basadas en lo que sentimos que podemos hacer y lo que nos resulta cómodo. Nunca recaudé dinero para esto. No tengo inversores. Lo que hice fue con mis propios ahorros y eso me quita la presión y el estrés, sobre todo cuando se trabaja con la familia.
LATINNESS: Mencionaste tu trabajo freelance. ¿Cómo crees que ayudó tu experiencia como escritora y editora a lo largo de este proceso?
OLIVIA: Soy muy afortunada de haber tenido la oportunidad de trabajar en todos los empleos en los que estuve antes. Cada uno lo ha hecho posible. No creo que hubiera tenido éxito en esto —al menos no de la forma en que lo hemos conseguido—, sin vivir esas experiencias. Trabajar en revistas me ayudó a comenzar a perfeccionar una estética y un estilo, y a estar más conectada con el mercado en términos de cómo las personas consumen productos y contenidos.
Empecé en Lucky, que era la máquina de consumo definitiva, así que pude entenderlo mejor. Luego, en J. Crew y Madewell. Siento que trabajar para esas dos marcas fue como obtener un MBA. La forma en que Mickey (Drexler), director ejecutivo en ese entonces, operaba los negocios era dando a cada departamento visibilidad total, tanta como fuera posible, sobre lo que otros hacían y cómo operaban. Siempre hubo un diálogo constante en torno al negocio y a lo que estaba sucediendo.
Al formar parte del equipo editorial, me sentaba en reuniones acerca de compras y diseño. Nos trataban como si fuéramos los periodistas de la marca, así que aprendí mucho sobre márgenes, control de costos e inventario, razón por la cual hacemos bajo pedido. Siento que obtuve tanto de esas experiencias que cuando comencé Chava fue muy agradable no haber estado vinculada a una única faceta de la industria.
Como emprendedora, soy literalmente un equipo de uno, aparte de la producción, que la maneja Bruno. Estoy haciendo de todo: desde escribir nuestros boletines hasta diseñar las colecciones, comprar la tela, enviar pedidos… todo. Creo que estoy equipada para eso. Y no es que no parezca mucho; a veces siento las cosas fuera de mi alcance y me abrumo. No obstante, la única forma en que podría haber hecho esto es a través de esas experiencias pasadas dentro de la industria.
LATINNESS: ¿Cómo describirías el ethos de Chava?
OLIVIA: Siento que queremos lograr algo muy ambicioso, aunque de una manera muy pequeña. Chava, en el fondo, siempre será pequeña, con un límite en la cantidad de elementos que podemos hacer. Sin embargo, nuestro objetivo es ser parte de un cambio en la forma en que vemos la ropa que poseemos.
En los últimos 20 años, nos hemos alejado de valorar las prendas. Parecen desechables. Pero cuando comencé a hacer mi ropa en el estudio, antes de que Chava fuera siquiera una idea de negocio, todo se sentía tan especial, como si nunca pudiera deshacerme de ella.
Y es que la tela se siente tan bien y la confección es tan hermosa que simplemente no puedo imaginar un mundo en el que esto no tenga valor para mí. Se siente tan especial y eso es realmente lo que anhelo, al menos desde la perspectiva de la industria. Y soñaba con eso al llegar aquí, cuando dejé de trabajar internamente para las marcas, porque percibí que había algo sobre la mercantilización de la moda que simplemente se sentía; tal vez sea mi edad —tengo 40 ahora—, pero se siente bien para mí en este momento.
Creo que eso forma parte de nuestro espíritu. Luego, hay ciertas cosas en las que nunca cederemos o negociaremos y cada diseño se basa en eso. Lo primero, los materiales hermosos: no nos comprometemos con las telas. Me encantan las que usamos; hay una diferencia en la forma en que se sienten en tu piel y cómo te hacen sentir.
Lo segundo, asegurarnos de que cada pieza sea portable y tenga una calidad atemporal, pero que también se perciba emocional y especial.
De hecho, es la combinación de esas dos cosas porque puedes encontrar una hermosa camisa abotonada que se siente muy básica y tiene un gran lugar en tu guardarropa, pero siempre tratamos de darle a nuestros diseños algo que te atraiga y te entusiasme. Sin embargo, también garantizamos que no parezca que tenga una fecha de vencimiento… Ese es un equilibrio difícil.
LATINNESS: Definitivamente lo es. ¿Cómo logras ese equilibrio entre crear conceptos básicos y saltar sobre las tendencias?
OLIVIA: Siempre estoy probando las aguas y siento que hay tensión en eso porque a veces me emociono con una tendencia. Me gusta algo que parece ser un momento de “ahora mismo”, pero cuando veo esas cosas o me siento inspirada por ellas, trato de pensar: ¿Cuál es la forma Chava de interpretar esto?
A menudo se remonta a bellas imágenes, por lo general vintage, o a resucitar una idea. Me gusta pensar en cómo esta se desarrolló a partir de su forma original.
Estamos a punto de lanzar un pantalón y creo que tiene una silueta oportuna: tiro alto, un poco de lino, un poco de campana, pero la forma en que lo he intentado es evocando las imágenes de Carolyn Bessette en la playa, en Nantucket. ¿Cómo podrías tomar esta silueta que se siente muy “ahora mismo” y luego mostrar que tiene un lugar dentro de 10 o 20 años?
LATINNESS: Has realizado dos colaboraciones exitosas con la fotógrafa e influencer Lucy Laucht, que según me dijiste se agotaron en tiempo récord. ¿Cómo se llegó a esto?
OLIVIA: Lucy y yo somos amigas desde hace mucho tiempo. Nos conocimos en J. Crew. Un día, estaba trabajando con telas que consideraba comprar a nuestro proveedor, una empresa de algodón suiza llamada Alumo. Había una de color azul claro. Le mostré una foto de eso en Instagram y ella respondió: “¡Oh, Dios mío, me muero por una camisa azul oversized en este tipo de tela!”. Me ofrecí a hacérsela. Cuando comencé a trabajar en ella y le mostré fotos, pensamos: “¿Deberíamos colaborar?”.
Desde el comienzo lo he dicho: todo empezó realmente como un experimento. No hay una agenda comercial agresiva, lo que nos hace sentir muy seguros y cómodos en este momento.
Hicimos la colaboración y se vendió a lo loco. Creo que fue en tres horas. Compré la tela como una inversión, pero se agotó muy rápido.
Acabamos de tener una experiencia increíble. Le encantaba fotografiar la camisa y creó bellas imágenes en Cornualles, donde vive. Después de eso, unos meses más tarde, sugirió que hiciéramos otra en blanco.
LATINNESS: Las colaboraciones han sido una gran estrategia para Chava.
OLIVIA: También hice una la primavera pasada con el hijo de mi amiga Sinali, dueño de mi boutique favorita en Brooklyn: Pas Mal. Ella también es mamá y nuestros hijos son muy buenos amigos. Hicimos una colaboración con ella y eso me ayudó a expandir mi mente un poco y a sacarme de un estado mental muy contenido.
Creo que, por esa razón, se siente muy fresca para nuestros clientes y nueva para nosotros. Y también es por eso que ellos tienden a ser tan buenos vendedores.
La alianza fue increíble. El vestido se nos acabó en un día… ¡Es una locura!
LATINNESS: Y acabas de lanzar una con Leandra Medine…
OLIVIA: Leandra apoyó a Chava desde temprano. El primer mes, le envié un mensaje privado y le dije: “¿Puedo hacerte una camisa?”. Ella respondió de inmediato: “Sí, absolutamente. Me encantan las que haces”. Me realizó preguntas acerca de la línea y sentí que había algo sobre su interés, más allá de simplemente recibir una prenda gratis. Ella se comprometió con la historia de la línea, así que sentí una conexión a través de eso.
Creo que una camisa abotonada se siente como una pieza muy de Leandra, así que siempre pensé que ella era una especie de musa de Chava. Luego nos hicimos amigas y cuando estaba en Nueva York, nos vimos un par de veces. Siento que más allá de esto, nos hemos convertido en verdaderas amigas, lo cual es clave para mí con las colaboraciones. Me gusta mucho trabajar con amigos.
LATINNESS: Esta pieza fue un poco diferente de las demás. ¿Puedes contarnos la historia de fondo de la colaboración?
OLIVIA: Hablamos de Chava y me preguntó si alguna vez había pensado en bordar. Lo estaba considerando, pero necesitaba hacerlo realidad. Así que ella quería bordar y yo dije: “Sí, hagámoslo”.
Ambas tuvimos Covid en enero y me envió varios mensajes de texto con algunas líneas de temas en los que había estado trabajando. Una de ellas era: Peces, botes y barcas de pesca. Era tan simple, pero me recordaba el Shel Silverstein de mi infancia.
Trabajamos con una chilena que vive en la Ciudad de México. Es una artista textil de bordado, además de ilustradora, y sus tapices son obras de arte literales que puedes colgar en tu pared. Su nombre es Antonia Alarcón. Es muy talentosa y fue una socia increíble en el proyecto.
Ella y yo comenzamos con bocetos. Su estética es algo que simplemente adoro. Había estado siguiendo su instagram (@tramoya_) antes de que trabajáramos juntas, pero esto era algo nuevo y diferente para ella.
Luego, para aplicar el bordado, nos aliamos con este increíble colectivo de mujeres radicadas fuera de Toluca. Está dirigido por tres jóvenes artistas mexicanos. Es una organización increíble llamada Jauja y tienen mucho respeto por las mujeres con las que trabajan. Todas laboran desde casa y no más de cuatro horas al día, por el esfuerzo físico del bordado.
Para documentar el proceso a través de fotografías, tuve que dar una clase de finanzas a las mujeres. Una increíble experiencia que me permitió conocerlas y ver su entusiasmo. Me sentí muy inspirada ese día. Y la calidad del trabajo es muy alta. Así que, en general, ha sido una de las vivencias más gratificantes que he tenido.
LATINNESS: Una verdadera colaboración de 360 grados.
OLIVIA: Honestamente, la cantidad de gente fue algo nuevo para mí porque he sido muy insular. Hubo momentos en los que tuve crisis, pues era muy difícil coordinar el tiempo o decidir sobre el inventario de la camisa, por ejemplo. No la hicimos por encargo debido al bordado. Logísticamente no habría funcionado, así que fue un proceso completamente diferente.
Muchas cosas nuevas surgieron a partir de esto. Fue una colaboración increíblemente gratificante y ahora quiero hacer más bordados y seguir trabajando con Jauja porque mi experiencia con ellas fue maravillosa.
LATINNESS: Hablando de inventario, ¿cómo manejas el crecimiento de una marca hecha a pedido que inicialmente se propuso crear solo diez piezas por semana?
OLIVIA: Definitivamente hemos ido más allá de las diez piezas a la semana, pero sucedió de forma muy orgánica y sin dejar de mantener de manera razonable las horas de trabajo de nuestras costureras. Entran a las diez de la mañana y salen a las cinco de la tarde. Los viernes se van a las 3:00 p.m. para evitar la congestión vehicular en la Ciudad de México. Es muy importante para nosotros que ellas se sientan bien atendidas. Hace poco contratamos a dos costureras más, así que ahora tenemos cuatro, lo cual es genial.
Siempre existe ese equilibrio entre una opción a medida y luego la creación de diseños. En este momento tenemos esta camisa oversized que solo viene en dos tallas y no animo a las personas a que la hagan a medida porque en realidad no está diseñada de esa manera. Se vende muy bien, es una de nuestras prendas más populares en este momento.
Debido a que estamos lidiando con un mayor volumen de pedidos, es más fácil para nosotros organizar nuestro flujo de trabajo. Por ejemplo, si tenemos cinco de esas camisas en una talla pequeña, podemos cortarlas juntas. Es un proceso mucho más eficiente que cortar uno a uno, como hacíamos al principio.
En cuanto a las colaboraciones, todos los diseños —entre ellos las camisas de Lucy y el vestido que creamos con Sun Sinawi— son muy grandes; incluso la camisa con Leandra, aunque no tanto, porque tiene un frente un poco recortado y una espalda más larga, pero el ajuste es menos preciso. Esto significa que se han aumentado los flujos de trabajo; sin embargo, hace que seamos más eficientes cuando cortamos de esa manera.
Me encanta que ofrezcamos productos hechos a la medida; adoro que la gente tenga esa opción y pienso que es el núcleo de nuestro negocio. No obstante, también es bueno tener diseños que no requieran un patrón nuevo cada vez. Lo que hacemos exige mucho, mucho trabajo, y cuando tienes diseños que no necesitan ese nivel de ajuste, es más fácil para todos.
En cuanto a las colaboraciones, trato de no hacer una camisa que se ofrecerá en tallas de la 0 a la 10 más a medida. Ni siquiera es una posibilidad para nosotros. Ese sería el momento en el que Bruno diría: ¡No, vete a casa!
LATINNESS: Cuéntanos sobre el nombre Chava…
OLIVIA: Después de años de nombrar cosas, porque eso era parte de mi trabajo en Madewell y J. Crew, detesto pensar demasiado al hacerlo. Es lo más molesto para mí. Creo que puedes tener un nombre fuerte y, por lo general, es el primero que te viene a la cabeza.
El estudio se había hecho a la medida de las camisas de los hombres, obviamente muy masculinas, y sentí que la sensibilidad de la línea era un enfoque más femenino de esta prenda. Si bien tenemos clientes masculinos que piden nuestras camisas, siento que hay un vacío en el mercado en términos de camisas para mujeres, específicamente cuando se trata de obtener el mismo nivel de detalle y todas estas cosas hermosas que puedes encontrar en las camisas para hombre.
Quería un nombre que hiciera referencia a eso y me encanta la jerga mexicana. Viví en Barcelona y estudié español allí. Cuando comencé a venir a México, Guillaume me dijo: “No puedes hablar así, debes aprender a hablar como mexicana”. Entonces Chava se siente como algo que se escucha mucho en México. Realmente capta la sensibilidad detrás de la línea y es un buen guiño a nuestras raíces mexicanas.
LATINNESS: Cuando me mudé a México, pensaba que hablaba bien español, hasta que comencé a salir con amigos y me sentía absolutamente perdida en las conversaciones porque aún no estaba bien versada en la jerga local.
OLIVIA: Existe una forma italiana de usar las manos para expresar algo o hay ciertos gestos asociados a una palabra y si no los haces tiene menos significado.
Me encanta el español de México. Hay vocablos o expresiones aquí que amaría traducir al inglés y no puedo. Eso me hace pensar: “¿Por qué el inglés es tan básico?”.
LATINNESS: ¿Qué es lo que más te gusta de la cultura latina?
OLIVIA: La razón por la que vinimos, en última instancia, —y comprobamos que es cierto—, es la importancia que se le da a la familia. Eso era algo que nos faltaba cuando vivíamos en Nueva York. Al convertirnos en padres, parecía que nuestra vida era casi dos mundos separados: teníamos a nuestro hijo y luego salíamos con amigos o íbamos a trabajar… Todo estaba muy compartimentado.
Lo que me encanta de nuestra vida en México es que se pueden mezclar los dos mundos, es decir, llevar a tu familia a otras partes de tu vida, y eso se siente hermoso. Es como siempre quise criar a mi hijo.
Eso sí, hacer tiempo para la familia también es nuevo para mí. A decir verdad, ha habido una curva de aprendizaje. Se han presentado momentos en los que estoy como: “¿Una comida un jueves? ¿Cómo vamos a hacer esto?”. Pero para eso estamos aquí; eso es lo que amo y eso se siente verdaderamente importante, en especial en este momento: cuando el mundo se ve realmente intenso y un poco aterrador, tener una conexión con la familia es increíble.
Fotos cortesía de Chava Studio.