Lolo Tanoira y Rocío González, las socias detrás de la marca Rocìo G.

CAFECITO CON

ROCÍO GONZÁLEZ: “MI ÉXITO, EL DE MI PRODUCTO, ESTÁ EN SER MUY TRANSPARENTE”

Nombre: Rocío González
Profesión: Diseñadora
Nacionalidad: Argentina
Signo zodiacal: Cáncer
Instagram: @_rocio.g_

LATINNESS: Rocío, nos conocimos hace más de 10 años. Yo estaba en Vogue y tú apenas empezabas tu marca. Cuéntanos, ¿cómo te ha ido?

ROCÍO: Sí, hace 14 años… Fue por la misma época en que nació mi hijo Paco. De hecho, mandé a fabricar una baby bag con una señora que estaba en el campo elaborando una fusta con tientos de cuero. En Argentina, lejos de las ciudades, allí donde pastan y corren los caballos, hay muchos artesanos. Le pedí que me cosiera a mano ese bolso redondo y luego le pinté la tapa.

En el pasado, me había ido mal un montón de veces con este tipo de encargos y estaba frustradísima. Me dije: “pronto seré mamá; no voy a hacer nada más. Lo crearé solo para mí”. Y pasó lo típico: lo empecé a usar y todas mis amigas me lo pedían como si estuviera en venta. Así que arranqué otra vez. Primero le pinté a mis amigas y luego comencé a vender.

LATINNESS: Desde entonces has triunfado en Argentina, vistiendo a mujeres como Juliana Awada. También has hecho colaboraciones con Hawaii Polo Life y ahora con Johanna Ortiz.

ROCÍO: Todo ocurrió a través del polo. Comencé hace 14; hice mi primera cartera y me fue bien. Luego, diseñé una camisola, la que tiene caracoles, como única cosa para usar… y muchas carteras más.

Las ventas iban de maravilla porque en Argentina no hay realmente un producto así: rústico, pero de lujo. Por eso en el ambiente del polo fueron superexitosas. Y cuando viajaba, también por el polo, las vendía afuera; por ejemplo, en Estados Unidos. A las estadounidenses les parecían baratas para ser carteras de cocodrilo cosidas a mano. Para mí eran carísimas.

Lolo Tanoira y Rocío G.

LATINNESS: ¿Cómo manejaste ese crecimiento?

ROCÍO: Llegó un momento en que hacía el Instagram, sacaba las fotos y contestaba los mails. No podía con todo, ¡Era demasiado! Le dije a mi mejor amiga Leonor Tanoira si quería asociarse conmigo, porque le encanta toda la parte de los números. Ya llevamos ocho años juntas.

La colaboración con Rocío G. y Johanna Ortiz para la colección Pre-Fall 2022.

LATINNESS: Cuéntanos, ¿cómo salió la colaboración con Johanna Ortiz?

ROCÍO: La conocí a través de Georgette, una amiga que me dejó este deporte. Su hijo menor había ido a jugar polo a la casa de ella y vino a visitarlos un fin de semana. Tomó una foto dentro del baúl de un auto que me era muy familiar; decía Wellington. Luego, se la “forwardeó” a Georgette. Yo le pregunté: “¿Vos conocés a Johanna?. Pásame la dirección para enviarle unas muestras”. Y le mandamos una caja llena de tops de caracoles y carteras. Eso fue en septiembre. Después, nos contestó el llamado. Dijo que era demasiado lindo y que quería hacer una colaboración. ¡Y así fue!

LATINNESS: ¿Y cuando hiciste ese envío, esperabas que resultara en una colaboración?

ROCÍO: Quería que mirara lo que hacía. Siempre tuve la sensación de que nuestras cosas iban muy bien juntas. Ella es latina y muy elegante. En Argentina lo somos muy poco; no nos vestimos como lo hacen las colombianas. Cuando llegás allá y las ves a todas con los vestidos, los pelos, los aros, no puedes dejar de observarte y hacer la comparación. Nosotras nos mirábamos y decíamos: “¡Somos unos crotos!”. La argentina tiene otra onda, nada que ver. Pero sabía que los caracoles se llevaban perfecto con los prints de ella. Fue un buen casamiento.

Rocío G. para Johanna Ortiz Pre-Fall 2022.

LATINNESS: Cuando vi su pasarela dije: “¡Esto me suena!”. Al enterarme que tú estabas detrás de ello, me trajo una sonrisa a la cara.

ROCÍO: Parece un sueño cumplido poder llegar a un Matches y un Bergdorf. Para nosotras siendo tan chicas, es difícil. Tuvimos un montón de éxito en el primer pedido. En la primera levantada de órdenes salieron como 46 piezas de este top lleno de caracoles. ¡La respuesta fue superpositiva!

Cuando lleguen a Moda Operandi y ya las tengan en la mano, vuelve a hacerlo. ¡Ahí me va a entrar más gente! La verdad no tenemos tanta capacidad para encarar algo como un pedido muy grande. Somos muy chiquitas.

LATINNESS: ¿Cierto. porque tú trabajas con artesanos de allá para crear las piezas?

ROCÍO: Sí, sobre todo con la artesana que me hizo la baby bag. También el hermano y el hijo, quien cuando empezó con nosotros, era chiquitito; ahora ya es grande. Es una familia de artesanos

Lo mismo ocurre con la ropa: la hermana, el tío, y se van formando estas familias que hacen los caracoles y las carteras.

Después, encontramos comunidades del norte de Argentina, de Formosa, los pilagas y los wichi. Son pueblos autóctonos que trabajan la fibra vegetal y la tejen, la tiñen con pigmentos naturales y hacen estos tops. Johanna había elegido uno para invierno y después lo bajó de la colección, pero son todas cosas naturales y muy originarias nuestras.

LATINNESS: Más allá de los materiales, tus piezas son atemporales y eso las hace de alguna forma sustentables en términos de portabilidad y duración de vida.

ROCÍO: No tenemos seasons, ni invierno, ni verano, ni cambiamos la estación. Creamos piezas que consideramos atemporales. Si la compraste hace diez años probablemente la sigas usando, porque es un básico, como la camiseta con un blazer que le encontraste la vuelta y le pusiste el cachemir abajo, layers con un vestido… Por ahí estoy vendiendo suéteres y estamos a 40 grados.

Son prendas que me gustaría tener en mi ropero y que uso a diario. Muchas de ellas nacieron de mi complejo con la cola y las piernas. De golpe se me ocurrió, para poder llevar un chupín o un pantalón apretado, ponerle flecos a los costados a un top de cuero. Si le quito largo, se ve la pierna.

Son piezas flattering para un cuerpo que no es de dos metros. Son cosas que hago para mí o pensando en nosotras, en la vida que tenemos, que vivimos entre caballos y chicos que se ensucian. Son rústicas.

LATINNESS: Es justo el lifestyle que me transmite tu marca.

ROCÍO: ¡Es que no puedo inventar otra cosa! Vivo en un campo con caballos y chicos que juegan al polo: mi marido, mi papá y mis hermanos. No conozco mucho más. Y es la parte del polo que no se ve en los Hamptons, de sombrero y tacos. Es como el de las argentinas que vivimos metidas dentro de un baúl, mirando a nuestros chicos o al marido, jugar la práctica o el partido. Por eso también aparecen el mate y la matera, porque son cosas de nuestra vida cotidiana.

LATINNESS: Hablabas del estilo de las colombianas y el de las argentinas; algo que me gusta mucho del que tienen las segundas es que es atemporal. ¿Dónde pasas tu tiempo?

ROCÍO: Estamos en Pilar, a una hora de Buenos Aires, que es donde está el polo. Vivimos en el campo. Abrimos nuestras oficinas y el taller a la altura de Tortugas, del Country de Tortugas.

La verdad es que tenemos un gran número de clientas que viven cerca de donde estamos. Para mí fue como mucha suerte, mucho trabajo, mandar muestras y regalar. Tendría que estar fundida acá con toda la cantidad de cosas que nunca llegaron, pero, de golpe, teniendo un poquito de fe, como con la caja de Johanna, las cosas cambian.

Es muy casero todo. Es de boca en boca, como cuando una muy buena amiga nos ayuda y nos dice: “¡Conocí a no sé quién!”. Es todo así: muy a pulmón.

Al enviar la caja a Johanna dije: “¡Chao! Esa señora no responde nunca. Ni idea, ¡Mandémosla!”. Pero contestó.

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LATINNESS: ¡Qué maravilla! ¿Cuál crees que ha sido la clave de tu éxito?

ROCÍO: Haberme juntado con Loló, que es una crack. Me organizó en la parte números, me hizo crecer. Yo hago agua por mi lado, soy muy colgada y ella me estructura, contrata gente. Sin esa pata no podría haber evolucionado en nada. Hoy día, hay como veinte personas trabajando en la marca. Yo sola no hubiese sido capaz.

Mi éxito y el de mi producto está en ser muy transparente. Mi Instagram es mi vida, soy yo. La misma foto que posteo de mi papá, atrás se ve el cabrito o el caballito que estoy criando… a veces pienso que vendo más el lifestyle. Cuando te compran la cartera, también quieren comprarte el caballo, la flor, el baúl. Como que voy poniendo toda mi vida, ni siquiera tengo que inventarla. ¡No podría salir a inventar un cuento!

Y bueno, Instagram es muy espontáneo, ¿eh? Saco las fotos con el teléfono, salvo producciones en las que contratamos modelos o fotógrafa. Pero la diaria es del teléfono: yo, en una linda tarde y con mi mate en la mano. Es muy poco profesional y aun así fresco y real.

LATINNESS: La gente busca autenticidad.

ROCÍO: Sin querer lo hice así. Además, era la única manera de hacerlo. Cuando comencé, los chicos eran chiquitos y vos sabés lo que es. ¡No tenés tiempo de tomar un millón de fotos!

Hacés lo que podés entre siestas. Hay algo de eso que la gente quiere ver, es sentirse identificada y tener un montón de cosas en común. Está bueno.